La economía macrista entregará tres de cuatro años en recesión, la duplicación del monto nominal de la deuda, la elevación de la tasa de inflación anual del 22 al 54 por ciento y la desocupación navegando otra vez en dos dígitos. Estos resultados tan desastrosos fueron conseguidos a pesar de que los tres primeros años del mandato de Mauricio Macri tuvieron un viento de cola externo más favorable que el registrado en un mismo período de Néstor Kirchner. Viento a favor que continúa en el cuarto año. La diferencia es notable en la evolución de esos indicadores macroeconómicos en el trienio de ambos gobiernos. Una ilustrativa investigación académica revela que la administración Cambiemos gozó de mejores precios internacionales de materias primas, de cosechas agrícolas más abultadas, de más dólares en total por la suma de exportaciones, capital financiero y emisión de deuda.

En estos años ha habido una orgía de ingreso de dólares por un endeudamiento furioso, superando el monto de la emisión de deuda realizada durante la última dictadura militar (siete años), también la concretada en la Convertibilidad (diez años y medio) y, obviamente, en los gobiernos kirchneristas cuando el mercado financiero internacional cerró el grifo (doce años y medio). En apenas tres años, el macrismo recibió más dólares por deuda en valores constante que en cualquiera de esos otros ciclos políticos.

La ortodoxia y heterodoxia conservadora no se han cansado de instalar la idea de que el kirchnerismo dilapidó las buenas condiciones externas, perdiendo de ese modo la oportunidad de transformar la economía argentina. No pocos han creído esa sentencia a partir de una efectiva estrategia de confusión deliberada. Con los innegables datos duros de la macroeconomía 2016-2018, ahora sí se puede afirmar que el macrismo ha sido un dilapidador serial de una cantidad de dólares extraordinaria, y que también ha rifado un contexto financiero y político internacional fabuloso. Ha convivido con tasas de interés bajas y con una administración estadounidense liderada por Donald Trump que ha alineado a la tecnoburocracia del FMI para que le entregue lo que sea a Macri. El saldo es una economía con indicadores tan malos que hay que remontarse a la crisis del 2001 para encontrar peores.

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Es un mérito indudable de los economistas-funcionarios y de los economistas oficialistas la voluntad de presentarse ante la sociedad como si no hubiesen tenido nada que ver con esos resultados desastrosos.

Con la inestimable ayuda del más poderoso blindaje mediático con que contó un gobierno democrático desde 1983, el nuevo fracaso del neoliberalismo en términos de bienestar general es atribuido a la herencia de doce años de populismo, como si esta debacle no hubiese sido causada por las propias medidas implementadas desde el primer día de gobierno. Es necesario reiterarlas en estos meses de elecciones, donde el oficialismo ha demostrado ser especialista en el engaño colectivo acerca del origen de la crisis:

· La desregulación absoluta del mercado cambiario, que aceleró la fuga de capitales.

· La liberación total para el ingreso y egresos de capitales especulativos, que incrementó la vulnerabilidad de la economía.

· La desarticulación de la administración del comercio exterior, que provocó un incremento de las importaciones y el consiguiente desplazamiento de la producción nacional.

· La eliminación y reducción de retenciones, que deterioró las cuentas fiscales, rojo que fue financiado de la peor manera: con emisión de deuda en dólares.

· Los tarifazos, que fueron un golpe devastador para la mayoría de los presupuestos de los hogares y para la competitividad de gran parte de la industria nacional y de los comercios.

· El pago a los fondos buitre, que habilitó un endeudamiento externo vertiginoso que, en apenas dos años, arrojó a la economía a las puertas del default.

El derrumbe de la economía fue acompañado con un aceitado dispositivo de propaganda que promete un futuro venturoso cuando el presente es sombrío. Y en estos meses de elecciones, sin nada que ofrecer en el frente económico, al oficialismo sólo le quedó lanzarse a una campaña de agresiones, persecución y macartismo contra la oposición política, sindical y mediática.

Contraste

La actual calma cambiaria tiene su origen en la combinación de una política del Banco Central que fomenta la bicicleta especulativa (tasas muy elevadas, contracción monetaria y emisión de Leliq), más el aporte de campaña millonario del Fondo Monetario Internacional (deuda para financiar la dolarización de ahorros ) y la gracia de un escenario financiero internacional positivo (tasas de interés bajas y estables, con perspectivas de descenso, y flujo de capitales hacia los mercados emergentes).

Entre los economistas existen discrepancias acerca de cuál de estos factores es el más relevante para explicar la pax cambiaria, pero la coincidencia irrumpe cuando mencionan que sin un contexto externo favorable el panorama financiero local estaría muy complicado.

El macrismo está gozando de un muy favorable viento de cola externo, en un momento justo para sus aspiraciones electorales, puesto que le permite acercarse a las cruciales elecciones PASO (en agosto) y de primera vuelta (en octubre) sin un desborde cambiario e inflacionario. Pero ese escenario financiero internacional propicio lo ha acompañado a Macri en gran parte de su mandato.

Durante los gobierno kirchneristas, en especial el de Néstor Kirchner, la red de economistas dominantes minimizaban los factores locales de la muy fuerte recuperación económica, señalando que se originaba solamente por la fortuna de contar con viento de cola internacional. Era la forma que tenía la grey de la ortodoxia para desmerecer la acción y los resultados positivos de una política heterodoxa.

El Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica difundió un ilustrativo estudio donde precisa que en doce años y medio de gobiernos kirchneristas la actividad económica se expandió a un ritmo de 4,5 por ciento anual (76,5 por ciento acumulado) con la tasa de desempleo descendiendo. Si se recuerdan los datos arriba mencionados, “el contraste con el desempeño del gobierno macrista es enorme”, sentencian los investigadores del Celag Guillermo Oglietti, Pablo Wahren, Nicolás Oliva Pérez y Alfredo Serrano Mancilla, en el documento “Macri, anatomía de una deuda inútil”.

Viento de cola

El argumento del oficialismo es que en la primera etapa del kirchnerismo hubo viento de cola, lo que le permitió contar con recursos extraordinarios, que políticas populistas dilapidaron, mientras que el macrismo no habría contado con esa ventaja.

El informe del Celag desarticula esa línea de razonamiento, justificativo del presente fracaso que está en función de generar una confusión deliberada para conseguir que sectores vulnerados y clases medias repudien políticas que los benefician, para que terminen legitimando otras que castigan su calidad de vida.

Este grupo de investigadores señala que en los primeros tres años del gobierno de Kirchner (2003-2005), los precios internacionales agrícolas y de otros commodities (por ejemplo, energía) fueron “notablemente” inferiores a los registrados en los tres primeros años del gobierno de Macri (2016-2018). A partir de información de World Commodity Price data, del Banco Mundial, con números índices 2010, calcularon que, en promedio, los precios de las materias primas energéticas durante el macrismo fueron 24 por ciento superiores al primer trienio kirchnerista (la diferencia fue índices 56,51 en los años K y 70,05 en los M).

El diferencial en los granos fue mayor: 45 por ciento más elevados en estos años de Cambiemos (promedio del índice 83,33) que en los primeros tres de Kirchner (57,46).

El saldo también es favorable para el actual período en la comparación en el volumen de cosecha. En base a datos de la Bolsa de Comercio de Rosario, el acumulado de las campañas 2002/3, 2003/4 y 2004/5 fue de 223 millones de toneladas, mientras que las de 2015/16, 2016/17 y 2017/18 totalizaron 336 millones de toneladas, un incremento del 50 por ciento.

El reporte del Celag muestra que, como resultado de combinar mayores cantidades con mayores precios, el total de las exportaciones en el trienio macrista fue de 178 mil millones de dólares, 70 por ciento superior a los 105 mil millones de dólares en los tres primeros años del kirchnerismo.

Con el respaldo de estos datos estadísticos de fuentes insospechadas de tener grabada la letra K en la frente, los investigadores afirman: “En definitiva, el relato del viento de cola es un atentado a la realidad que sólo puede prosperar en un país donde la información no fluye correctamente”.

Más dólares que nunca

Estos años de macrismo han tenido una disponibilidad de dólares extraordinaria, pero con un resultado muy negativo en las principales variables macroeconómicas, lo que indica que la utilización de esos recursos fue malísima. O sea, no hubo un factor exógeno para explicar la debacle económica, como fue la crisis internacional de 2008 que alteró el intenso ciclo de crecimiento del kirchnerismo.

La economía macrista tuvo un ingreso de dólares adicional proveniente de la emisión de deuda. El estudio del Celag indica que al sumar exportaciones, deuda externa, inversión extranjera directa e inversiones especulativas (financieras), los tres primeros años del gobierno de Macri contó con más dólares comparados con ciclos políticos anteriores. La estimación de los investigadores del Celag fue la siguiente:

· El macrismo dispuso de más de 130 mil millones de dólares promedio anual durante el primer trienio de su gobierno, de los cuales apenas el 56 por ciento fueron de exportaciones.

· El kirchnerismo contó con 89 mil millones de dólares a valores constantes, de los cuales el 86 por ciento fueron de exportaciones.

· La Convertibilidad tuvo ingresos de divisas que a valores de 2018 fueron de 65 mil millones de dólares, de los cuales el 60 por ciento correspondía a exportaciones.

· La última dictadura militar tuvo un ingreso anual de 28 mil millones de dólares a valores de 2018.

Otro de los contrastes más evidente entre el gobierno de Néstor Kirchner y el de Mauricio Macri fue que el primero destinó parte de los ingreso de divisas a cancelar deuda (la del FMI), mientras que el segundo comenzó un ciclo de endeudamiento acelerado (convocando nuevamente como acreedor al FMI).

La diferencia en la relación con el FMI es notable: en el período de gobiernos kirchneristas (2003-2015) se canceló deuda (capital más intereses) por 12.455 millones de dólares, mientras que en el macrismo (2016-2019) se contrajo deuda por un total de 50.149 millones de dólares.

Derroche

La dilapidación de divisas, un activo escaso y, por la insuficiencia, disparador de la mayoría de las crisis económicas argentinas, ha sido impresionante. Gran parte de los dólares fueron destinados a usos financieros (bicicleta, fuga y deuda), sin contribuir a la expansión del aparato productivo; sólo fueron la vía para facilitar negocios especulativos .

El informe del Celag precisa que en el primer trienio macrista 8 de cada 100 dólares se destinaron a pagar intereses, 36 a financiar la fuga de capitales y 14 al pago de deuda externa: un total de 58 dólares cada 100 disponibles. El resto para la compra de importaciones y para el giro de utilidades al exterior de multinacionales.

El saldo es un endeudamiento inmenso con una profunda debilidad de la economía real. En el primer trienio de gestión, el macrismo incrementó la deuda más que durante toda la última dictadura y en el segundo año de gestión ya había superado el endeudamiento de toda la Convertibilidad.

Los investigadores del Celag realizaron el cálculo de ajustar los valores de la deuda nominal contraída durante la dictadura y la Convertibilidad a valores reales de 2019, deflactados por el índice de precios al consumidor de Estados Unidos, para obtener el monto de la deuda en dólares a valores constantes. Así los 38 mil millones de dólares de deuda de la última dictadura militar representan aproximadamente 100 mil millones de dólares a valores de 2019, mientras que los 77 mil millones de deuda generados durante la Convertibilidad representan a valores actuales 110 mil millones de dólares. El macrismo sumó deuda externa por 121 mil millones de dólares en 2016-2018.

Con un muy favorable viento de cola internacional y con más dólares disponibles, la economía macrista ha tenido resultados desastrosos en términos de bienestar social. Y la promesa de Macri, en la eventualidad de ser reelegido, es seguir haciendo lo mismo a mayor velocidad. En ese caso, para la mayoría de la población no habrá cinturón de seguridad que actúe de protección y salvavidas.

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