Después del 15M, a medida que se iban produciendo sus distintas lecturas, el evento fue interpretado como una crisis de representación y en particular del bipartidismo español. Por esta pendiente fue surgiendo una izquierda decidida a traducir políticamente el 15M. El carácter instituyente de aquel acontecimiento exigía el riesgo inevitable de la prueba institucional y sus inercias. Es sabido que lo institucional está construido de tal modo, que en muchas ocasiones está al servicio de borrar o difuminar el acto instituyente que lo hizo posible. Podemos se hizo cargo de esa aventura. Las premisas teóricas que comenzaron a acompañar a Podemos en su andadura se fueron, sin ningún plan premeditado, vinculando a posiciones gramscianas y al posmarxismo laclausiano. La hipótesis "Populista" fue discutida en todos sus aspectos y revisada en sus distintas construcciones. Pero las contingencias de la realidad política española y el modo en que Podemos la afrontó produjeron un colapso de la hipótesis populista, especialmente en su dimensión "movimientista" que brilló por su ausencia.
Lo que sí tuvo lugar fue la "astucia de la razón", Podemos inconscientemente impidió que el PSOE naufragara tal como sucedió con los demás partidos socialdemócratas europeos. Podemos ofendió al PSOE, lo pinchó con el asunto de la " casta " y provocó que los socialistas españoles asumieran cierta apariencia de "izquierda". La astucia de la razón hizo que Podemos fuera la palanca que condujo al PSOE al gobierno. Pero esto no fue lo más importante. Lo verdaderamente relevante y esto no es una crítica, es que Podemos, incluyendo su escisión errejonista se ha vuelto la estructura política que representa a la verdadera y auténtica socialdemocracia. Tanto en Iglesias como en Errejón, más allá de sus diferentes tácticas políticas, se ha vuelto patente que se toman a sí mismos como los verdaderos socialdemócratas. Esto no es una mera cuestión de pragmatismo o realismo político por parte de los políticos del tronco Podemos, parece más bien un límite estructural de la izquierda actual dentro del marco simbólico de la Unión Europea. Iglesias y Errejón supervisan y monitorean al PSOE desde una posición socialdemócrata, en todo caso depurada de las marcas neoliberales, pero con el típico acento del progresismo de la socialdemocracia histórica. ¿Podrían haber asumido otra posición? ¿Hubieran podido insistir en España en una izquierda nacional y popular de corte gramsciano sin salir de la Unión Europea? ¿Se hubiera podido construir una izquierda popular y patriótica sin su deriva xenófoba? Allí está ese nuevo marxismo reaccionario en Italia, próximo al Cinco estrellas, defensor de la soberanía popular y anticapitalista, pero ambivalente con la inmigración. Con el pretexto de que la inmigración funcionaría como el nuevo "ejercito de reserva" que desea la "burguesía cosmopolita" obtienen permiso para la xenofobia.
El límite estructural emergente en Podemos al modo de un síntoma, ya que nunca dio cuenta del proceso que lo condujo a la socialdemocracia, debería abrir un nuevo debate sobre la relación de la izquierda con la Unión Europea. En otros términos, ¿como coexiste la izquierda con el capitalismo en tanto orden histórico irrebasable?
Jorge Alemán es psicoanalista y Escritor