Desde el pasado 1º de julio, habemus Pussypedia online: una enciclopedia de la pussy, gratuita, bilingüe e inclusiva, creada por la artista e ilustradora mexicana María Conejo y la periodista estadounidense Zoe Mendelson, en honor a la precisión. Responsables ellas de pergeñar esta web temática, de servicio, con contenido específico, que busca combatir los peligros de la desinformación con notas de propia autoría o links a otras hiperchequeadas. “Nuestros artículos abarcan desde la pubertad hasta el prolapso, la menstruación hasta la menopausia, la salud trans y los derechos reproductivos. Están rigurosamente verificados por especialistas de la salud y escritos para que se comprendan fácilmente”, especifican quienes, dicho está, ofician además de curadoras de data, poniendo a disposición fuentes de consulta. Así y todo, enfatizan que “Pussypedia no sustituye el consejo, diagnóstico y tratamiento de médicos profesionales. Nuestro objetivo es educación para romper miedos y tabúes”. “Porque la data de mala calidad y la vergüenza son peligrosas”, advierten quienes pronto brindan ejemplos para clarificar. Por caso, que “las duchas vaginales aumentan el riesgo de contraer vaginosis bacteriana o ser más propensa a infecciones vaginales por el virus del papiloma humano”; que “la labioplastia es la cirugía plástica que crece hoy más rápido en el mundo, aunque no hayan probado que sea segura”; que “la depilación aumenta el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual”…

“La información que podemos encontrar en línea a menudo no cita sus fuentes y es muy contradictoria. Los recursos buenos en internet -no negamos que existan- son difíciles de hallar. Queremos cambiar eso”, decía la dupla a fines de 2017, cuando el proyecto era incipiente. Ese diciembre, presentaban la idea en Kickstarter, la plataforma de micromecenazgos, pidiendo ayudita, plata, lana, para crear la infraestructura básica del –en aquel entonces- todavía soñado sitio. Y la gente se hizo eco: en poquísimas semanas, su meta (monetaria) no solo estaba cumplida sino superada con creces, amén de contribuyentes espontáneos de distintos puntos del globo (desde Inglaterra hasta Indonesia) que pusieron su granito de arena en forma de cash y palabras de aliento. Ahora, tras meses de laburo exhaustivo y colaborativo, por fin está online el portal.

“Una de las cosas más chingonas de Pussypedia es que cada nota está escrita, editada, traducida, verificada e ilustrada por personas diferentes. Artistas, periodistas, especialistas de la salud que trabajan en forma voluntaria. Lo que demuestra que si la información no se nos brinda, la podemos conseguir y democratizar nosotras mismas”, cuenta Zoe, a la par que agradece a los numerosos humanos que han prestado y continúan prestando su tiempo, energía y pericia para favorecer a este proyecto de recursos comunitarios, obra y gracia de gente de diversas latitudes que labura colectivamente para desarrollar una propuesta de calidad.

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“¿Sabías que el término clítoris procede del griego antiguo kleitorís? En griego existía un verbo derivado, kleitoriazō, que significaba ‘acariciar(se) el clítoris para producir(se) placer’. ¿Sabías también que el vibrador se inventó para tratar lo que en la época victoriana se conocía como ‘histeria’? En la lógica de la interpretación androcéntrica de la ciencia, se estableció que el origen de determinados trastornos psicofisiológicos estaba en el útero, lo que dio lugar al concepto de la ‘enfermedad de la histeria’ (derivado de hyaterá o histerum que en griego significa ‘matriz’)”, aporta una entusiasta Conejo en redes, invitando a pasar y leer, releer, compartir con amistades, familiares, conocidos Pussypedia.net .

Una web con pretensiones enciclopédicas, dicho está, que recibe con aclaración: las razones por las que se han decantado por la palabra pussy para hablar de la salud sexual y reproductiva de las mujeres. “Proponemos un nuevo uso de este término, inclusivo de género y órganos, es decir ‘una combinación de vagina, vulva, clítoris, útero, vejiga, recto, ano…’. Nos lo estamos apropiando ¡porque nos gusta! ‘Vagina’ proviene de la palabra latina ‘vaina’ que significa ‘el estuche donde guardas una espada’. No estamos de acuerdo con la idea de que las vaginas existen como objetos al servicio de los penes. Además, ‘vagina’ únicamente se refiere al canal vaginal. Al llamar a todo así, ignoramos muchas otras partes importantes, empezando por el clítoris (…). Si solo le llamamos vulva, hacemos caso omiso a todo lo que se encuentra adentro. Por eso pussy, para englobar todo el conjunto”.

Dicen además que son mujeres cisgénero y que los orígenes de la propuesta vienen de su propia curiosidad sobre sus genitales. Sin embargo, raudamente aclaran: “El enfoque del sitio sobre los genitales tiene como objetivo abordar la alarmante falta de datos accesibles y precisos, pero no sugiere que esta parte de nuestros cuerpos defina nuestro sexo o nuestro género. Para ser claras, nuestras pussies no nos hacen mujeres. Muchas personas con pussies no son mujeres y muchas mujeres no tienen pussies”. De hecho, a sabiendas de que si la data dista años luz de ser ideal para mujeres cis, la situación es aún peor para personas trans, no binarias e intersexuales, cuentan que planean expandir contenido en un futuro para incluir más expresiones de género, abordar la variopinta gama de perspectivas y experiencias existentes. “Lo que hemos creado hasta el momento es solo el comienzo”, rematan las jóvenes.

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“Las mujeres tenemos derecho a conocer nuestros cuerpos”, recalcan las fundadoras del sitio: Conejo, oriunda de Cuautla de Morelos, artista visual egresada de la Escuela de Diseño de Bellas Artes, y Mendelson, originaria de Chicago, periodista, diseñadora de data y estratega de contenido, que a menudo publica en medios como Slate, Wired o Hyperallergic. De allí que hayan decidido incluir en su web “un sistema entero de la pussy en 3D, digital, explorable e interactivo”. “Para que veas lo que estamos explicando y puedas lograr un entendimiento espacial de lo que está en tu cuerpo”, aclaran las chicas, hasta la coronilla de toparse con diagramas inescrutables a lo largo y ancho de libros o páginas web.

Finalmente, como advertía Zoe en la charla TED que brindó junto a Conejo en Ciudad de México a fines del año pasado: “¿Cuándo fue la última vez que vieron a un niño o a una niña dibujando pussies? ¿Cuántas de las personas aquí presentes creen que podrían dibujar un clítoris? ¿Nadie? Las vaginas, las vulvas, el clítoris dan vergüenza. Y la vergüenza es una forma de opresión, es peligrosa. Porque cuando tenés vergüenza, no te valorás; y cuando no te valorás, cedés tu poder”. Sumaba entonces María: “Persiste la idea de que tener un cuerpo y disfrutar de tu sexualidad es algo malo. Y esta idea ni es nueva ni es algo que estamos exponiendo por primera vez. Existe, por lo menos, desde los tiempos de Platón. En su discurso filosófico, él decía que todos los seres humanos estamos divididos en dos: cabeza y cuerpo, siendo la cabeza la poseedora de la virtud y la prudencia, siendo el cuerpo el vehículo que solo busca el placer y te aleja de la iluminación. Después la Biblia retomó estas ideas desde una perspectiva de género, diciendo que Adán es la cabeza -representante de la virtud y la prudencia- y Eva es la representación del cuerpo, es decir la tentación y el pecado. Desde el pecado original que nuestros cuerpos son peligrosos”.

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Entre los diversos contenidos al alcance en el portal, hay de todo como en botica. Se habla de cómo lavar las pussies (“Puedes lavar tu vulva, el exterior de tu pussy, con jabón neutro y agua tibia mientras estás en la regadera o tina. Evita jabones con fragancia y asegúrate de enjuagar todo el exceso de jabón. Cuando hayas terminado, seca tu vulva dándole palmaditas con una toalla suave. La mejor manera de cuidar tu canal vaginal es dejar que se cuide a sí mismo. Las vaginas se limpian a sí mismas naturalmente produciendo mocos, la cual limpia sangre, semen y bacterias no deseadas”). Se habla sobre abortos espontáneos (“Son muy comunes, solo que no se habla mucho en público de ellos”). Se habla de métodos de barrera para prevenir el embarazo y las infecciones de transmisión sexual (ITS). Se habla de humedad y mucosidad. Se habla de los cambios vaginales durante la menopausia. Se habla del ciclo menstrual. Se habla de cómo la exposición a pesticidas podría estar dañando la fertilidad.

 

Así se habla del himen y el mito de la virginidad: “El himen no es un sello, en realidad es el borde de un tejido en la abertura externa de la vagina, en forma de dona o de media luna con un orificio central grande. No necesariamente se rompe o se rasga. Podrías tener sexo vaginal sin dañar al himen para nada. Y nunca se caen. Son un rasgo permanente de tu vagina”. Y luego, citando a las doctoras suecas Nina Dølvik Brochmann y Ellen Støkken Dahl, autoras de The Wonder Down Under: A User's Guide to the Vagina: “La verdad ha sido conocida por la comunidad médica por más de cien años. Pero de alguna manera, estos mitos continúan complicando la vida de las mujeres alrededor del mundo, utilizados como una herramienta muy poderosa en el intento de controlar su sexualidad en casi cada cultura, religión y década histórica. Las mujeres siguen siendo puestas en duda, avergonzadas, lastimadas, y en los peores casos, sujetas de asesinatos de honor si no sangran en la noche de su boda. Otras mujeres son forzadas a chequeos degradantes de su virginidad simplemente para obtener un empleo, defender su reputación o para contraer matrimonio.” En Pussypedia, se habla además de incontinencia urinaria; del acceso al aborto en Estados Unidos y en América Latina; de consentimiento; de congelamiento de óvulos; del parto; se cuenta la historia del preservativo masculino… En resumen, se habla de todo, y sin pruritos. En inglés y castellano, dicho sea de paso; de manera simple, directa, inteligible. Y gratuita, no está de más recordar.