Desde la Secretaria de Estudios Avanzados de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, las investigadoras Cora Gamarnik y Silvia Pérez Fernández coordinan un programa de Actualización en Fotografía y Ciencias Sociales que a través de seminarios de posgrado ofrecen diversos abordajes para rescatar el valor de la fotografía, un objeto históricamente olvidado en la academia.
¿Hace cuánto funciona el programa?
-Silvia Pérez Fernández: Empezamos este año, pero lo trabajábamos desde hace mucho con Julio Menajovsky, Natalia Fortuny, María Laura Guembe, Pablo Vitale, Alejandra Marín, Victoria Gesualdi y Emiliana Miguelez basándonos en miradas disciplinares que atraviesan la fotografía. Eso, por un lado, nos permite ofrecer a través de los seminarios diversos abordajes desde las ciencias sociales. Por otro lado, lo que es importante es pensar que en el programa hay estudiantes, graduados y fotógrafos. Entonces, esa mixtura de asistentes por un lado y docentes por el otro es lo que da riqueza a la propuesta.
-¿Y desde hace cuánto abordan a la fotografía como objeto de estudio académico?
-SPF: Yo soy socióloga y fui fotógrafa por muchos años. Mientras cursaba la carrera surgió el tema de incorporar algunos trabajos y en los ‘90 no había lugares en la academia donde se reflexionara o se propusiera discutir el estudio sobre la fotografía. En 1997, organicé una jornada donde participaron fotógrafos y docentes de la facultad, mientras que las primeras tesis sobre fotografía aparecieron recién a principios de los 2000. En aquel entonces nos conocimos con Cora y se fueron estrechando formas de trabajo e investigación.
-Cora Gamarnik: Yo estudié historia del fotoperiodismo en Argentina, así que me conecté por ese lado. La historia tiene mucha más tradición que una disciplina como la comunicación, que como carrera es muy reciente. Dentro de los historiadores hay una pugna muy importante por quienes se abren y ven la necesidad de estudiar la imagen como fuente de la historia y quienes todavía tienen desconfianza del objeto como fuente veraz.
-¿Por qué a la fotografía le cuesta integrarse en la academia?
-CG: La fotografía no tuvo la masividad de la televisión ni el peso del cine, se quedaba en el medio. Era como una pariente pobre de la visualidad, que muy poca gente se interesó en estudiar, y los trabajos que se habían realizado fueron abordados por afuera del entorno académico. Por otro lado, había muy pocos abordajes de la fotografía desde la mitad del siglo XX hasta la actualidad. Y en ese vacío académico nos fuimos metiendo.
-SPF: En las primeras jornadas me costaba convencer a docentes de mucha tradición en la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) de que participaran, porque había una mezcla de desconocimiento y temor a hablar sobre algo de lo que no había tanto material escrito. Y muchas de esas discusiones no son puras en lo académico, sino que se dan en un contexto político.
-¿Cuál es el perfil del alumno que asiste al programa?
-CG: Nos encontramos con estudiantes que ya tienen una carrera de grado y que tienen la necesidad de utilizar a la fotografía como foco de investigación, pero que no saben cómo usar ese objeto. Nuestros estudios y experiencias pueden servir para ayudarlos a repensar sus propios temas y objetos de investigación, a la luz de utilizar la fotografía como tema de estudio. Además, participan estudiantes que tienen mucho oficio en la fotografía, pero que buscan en el programa un marco académico. Por otro lado, quiero mencionar otra experiencia súper innovadora que es ANCCOM, la agencia de noticias de la carrera de Comunicación. Allí se formó un área de fotoperiodismo. Los estudiantes pueden hacer una pasantía siendo fotógrafos o no y realizan un cuatrimestre entero. Lo que se produce allí es sumamente interesante. Por ejemplo, hubo convivencias con los estudiantes de las tomas. Convivieron y mostraron cómo era una toma de colegio secundario. Sacaron fotografías, armaron producciones y mostraron cómo dejaron el colegio mejor de lo que estaba antes de la toma.
-¿Impacta el estudio académico en la política pública?
-CG: Para la agenda actual la idea es destruir las investigaciones. Aunque por ejemplo, en el uso de las fotos en campañas electorales, hay una puesta en escena, una acción más estudiada de qué hacer al respecto. Y también se estudia cómo repercute. Por otra parte, hace poco se sacó una foto de un papá y una nena ahogados que creó una conmoción mundial. Hay mucho interés en saber por qué esa foto y no otra es la que tiene efecto, por qué hay una que llega a la primera plana mundial y por qué provoca efectos y cambios en políticas públicas.
-SPF: Por ahí en la realidad cotidiana de algunos sectores populares. Los trabajos que hacen algunos compañeros en los barrios les dan la posibilidad a las personas que allí residen de crear sus propias imágenes. A veces, ya sea voluntariamente o no, se ponen herramientas en juego que fueron incorporadas por los talleristas en las carreras. Y ese trabajo permite transformar momentáneamente la realidad.