La ministra de Seguridad Patricia Bullrich subió la apuesta y ya dijo que la Gendarmería es la institución mejor considerada de la Argentina, “más que la educación pública, que la Iglesia y ni que hablar de la política”. Fue su modo de vender el proyecto de “servicio cívico voluntario en valores”. El Gobierno lanzó el proyecto en medio de una saga que podría titularse “Grandes pequeñas mentiras”, como la serie que va por su segunda temporada. “En campaña hablemos de cualquier cosa menos de la economía casera”, sería el lema.
La jugada fue percibida como tal por franjas que apoyan a la fórmula Fernández-Fernández. Consultado en el Te Quiero de la 750, el sindicalista Héctor Daer, uno de los dos secretarios generales de la Confederación General del Trabajo, dijo que “no hay que dejarse entretener por las discusiones que confunden, porque son provocaciones que tienen que ver con una estrategia proselitista”. Agregó Daer que la elección del 27 de octubre “no es sobre modales o simpatías” sino que “puede transformar a nuestra sociedad” y terminar de liquidar “un estándar de derechos” mientras “destruye a las organizaciones sindicales”.
Convertir a la Gendarmería en una superfuerza al estilo de los Carabineros chilenos, que disponen de un aparato de inteligencia y una implantación territorial superior al del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea, es un viejo sueño de los conservadores argentinos que Bullrich actualizó cuando inventó un enemigo ya olvidado, la RAM, Resistencia Ancestral Mapuche. Va en línea con la naturalización de los carapintadas protagonizada por el ministro de Defensa Oscar Aguad. El ministro dijo el 9 de Julio que las rebeliones durante los gobiernos de Raúl Alfonsín y Carlos Menem habían sido “un problema menor” cuando en rigor se produjeron en defensa de los torturadores de rango medio acusados por la Justicia.
Boomerang
El intento de distracción por parte de Bullrich parece haberse convertido en un boomerang para el oficialismo. La campaña que lleva de candidatos a Mauricio Macri y Miguel Pichetto no solo falló en instalar la seguridad como un gran tema sino que despertó un aluvión de argumentos en defensa del sistema educativo. Un costado débil para Cambiemos en medio de los frazadazos y las narraciones cotidianas de escuelas sin vidrios ni gas pero con ratas.
El actual ministro de Educación Alejandro Finocchiaro dijo que el proyecto impulsado por el Gobierno por una resolución del Ministerio de Seguridad “es para los chicos que están en la calle y no están estudiando, que han abandonado el secundario”.
El diputado nacional y ex ministro de Educación 2003-2007 Daniel Filmus replicó que “desde la aprobación casi unánime por parte del Congreso Nacional en 2006 de la Ley de Educación Nacional, que coloca la escuela media como obligatoria, el deber del Estado es ampliar las vacantes para todos los jóvenes en nuestras escuelas”.
Roberto Baradel, secretario del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires, Suteba, respondió con ironía al anuncio de Gabriel Sánchez Zinny sobre la inauguración de un jardín maternal en General Madariaga. “Felicitaciones, ministro @gzinny”, tuiteó. “A poco más de cinco meses de terminar la gestión, solo le faltan construir 2.999 jardines de infantes más para cumplir la promesa de campaña que hizo el Presidente Macri en el 2015”.
Disciplina
En diálogo radial con Santo Biasatti, Patricia Bullrich reconoció la existencia de “un millón de chicos que no estudian ni trabajan” y dijo que “este servicio cívico es para cubrir ese espacio” con “cursos de robótica, software, plomería y muchos más, para que tengan una salida laboral”. A Radio Metro le dijo Bullrich que la Gendarmería en realidad es “una institución educativa que tiene capacidades educativas como cualquier institución educativa”.
“Además, da una contención y una idea de responsabilidad y disciplina”, explicó. En la rueda de prensa del 16 de julio, cuando presentó su iniciativa, dijo que “el objetivo es adentrar a los chicos y jóvenes en sistema de responsabilidad de valores, el valor de la disciplina, después de saludar a la bandera todas las mañanas”.
Cecilia Cross, secretaria de Investigación y Desarrollo de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, dijo a Página/12 que “las personas adquieren las competencias para desempeñarse en el trabajo, incluido lo que Bullrich llama ‘disciplina’, en la escuela y justamente en los ámbitos de trabajo”. Para Cross, “el propio gobierno desconoce la responsabilidad de impartir educación pública durante 14 años de escolaridad obligatoria, y también desconoce la heterogeneidad de alternativas laborales que deben abrirse para la población que quiere trabajar: las únicas variantes no son la fábrica fordista o el cuartel militarizado de una fuerza de seguridad”. Definió la investigadora que “responsabilidad es asumir las consecuencias de los propios actos”. Más aún: “Se obedece a la norma porque se cree en la legitimidad de esa norma y no por una disciplina basada en el miedo a las consecuencias de la indisciplina”.
Silvina Gvirtz, secretaria del área educativa de La Matanza, señaló a este diario que “la función específica de la Gendarmería no es formar en valores, aunque deba hacerlo con sus propios efectivos, y en cambio la escuela tiene entre sus misiones la de enseñar a convivir con el otro, a respetar la diversidad y a promover el diálogo”. Explicó que “la escuela fomenta la convivencia y la responsabilidad desde el jardín de infantes, desde la distribución de los baldecitos escasos en el arenero, para que los conflictos no se resuelvan a través de la fuerza física o psicológica sino por acuerdos”. A Gvirtz el proyecto de Bullrich le suena “sacado de la galera, sin estudio previo ni consenso, para ver en el marketing político cómo disimulan la desinversión educativa, cuando solo por considerar la provincia de Buenos Aires en los últimos años el presupuesto educativo bajó un 27 por ciento”. Si un proyecto “involucra solo a 1.200 chicos, el objetivo de marketing queda claro”.
Brutalidad
El Manifiesto Argentino recordó que el proyecto surge de una ministra que fue “creadora de la doctrina Chocobar, promotora del gatillo fácil y el encubrimiento de asesinos de uniforme, y negadora de múltiples asesinatos desde los de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, entre otras víctimas de la brutalidad oficial”.
Maldonado murió después de ser perseguido por la Gendarmería en un operativo ilegal contra la comunidad mapuche.
Nahuel fue asesinado por la espalda mientras escapaba de una cacería a cargo de la Prefectura.
“Pretender crear para los más pobres un engendro más parecido a la colimba que a una verdadera oportunidad educacional constituye una manera de reclutarlos volviendo a viejas prácticas de gobiernos conservadores”, indicó un comunicado de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, CTERA firmado por Sonia Alesso, Miguel Duhalde y Rogelio De Leonardi.
La CTERA promueve, a cambio, reponer el presupuesto recortado en “becas estudiantiles, provisión de computadores, Plan Fines, Plan Progresar, como formas de devolver a los jóvenes a las aulas y no para depositarlos como si fueran el descarte prematuro de una sociedad que no les ofrece horizontes a los más pobres”.