El falso abogado Marcelo D’Alessio declaró como imputado en una causa que le inició el fiscal Carlos Stornelli y, para intentar salvarse, habló a su favor y dijo ser víctima de una operación del ex comisario y ex agente de inteligencia Ricardo Bogoliuk, que según señaló tenía como jefe al actual funcionario de la AFI, Pablo Pinamonti. D’Alessio había sido denunciado por Stornelli después que el empresario Pedro Etchebest se presentara en el juzgado federal de Dolores y dijera que le pedía dinero en su nombre para evitar quedar implicado en la causa de las fotocopias de los cuadernos. Ante el juzgado de Julián Ercolini y la fiscal Alejandra Mángano dio una explicación insólita sobre el encuentro en Pinamar con Stornelli: dijo que fue para mostrarle investigaciones periodísticas que él hacía a ver si le parecían interesantes, y no pudo justificar la presencia de Etchebest en el lugar. A la vez relató que los había presentado el periodista Daniel Santoro. Negó pagos y extorsiones, algo sobre lo que abundan pruebas que explican su procesamiento en la causa que instruye Alejo Ramos Padilla.
Etchebest denunció a D’Alessio el 28 de enero de este año, relató que le exigía 300.000 dólares para evitar quedar implicado en la causa de las fotocopias y para concretar el arreglo viajaron a Pinamar donde habría un encuentro con Stornelli, en el balneario CR, del que entregó fotos. El fiscal federal tardó cinco días en presentarse en tribunales y acusar a D’Alessio con quien, según mostrarían más adelante los análisis del celular del falso abogado, tenía un vínculo. Lo acusó de defraudación. La fiscalía le imputa una modalidad de estafa llamada “influencia mentida”, que sería pedir dinero en nombre de otro que sería ajeno a la maniobra. Hasta ahora D’Alessio no había sido citado a indagatoria porque había discusiones sobre la competencia en la investigación de este hecho puntual. Ramos Padilla sostuvo ya en su primera resolución que no creía que Stornelli hubiera mandado a pedir dinero, pero tiempo después sí señaló que a partir del allanamiento en la casa de D’Alessio se hallaron pruebas que lo implicaban en al menos ocho hechos de espionaje ilegal, armado de causas y aprietes. De todos modos el juez de Dolores dejó claro que no investigaría si el fiscal federal había sido estafado o defraudado por D’Alessio.
Despejada esa situación, el hombre que se presentaba como agente de la DEA con vínculos con la embajada de Estados Unidos, pidió brindar una declaración espontánea en la denuncia que Stornelli presentó en su contra, y fue trasladado ayer a Comodoro Py desde el penal de Ezeiza. Estuvo algo más de cuatro horas, pero apenas aceptó contestar tres preguntas de la fiscal Mángano. El resto fue una larga exposición donde dice esencialmente que fue engañado por Bogoliuk y otro ex comisario, Aníbal Degastaldi, de quienes recibía indicaciones. Por entonces se supone que debía obtener información de Etchebest, pero según la versión de D’Alessio, éste estaba combinado con los ex comisarios. Por eso, en la indagatoria de ayer sostuvo que fue víctima de una operación. Más allá de esto, lo cierto es que tiene tres procesamientos en la causa por espionaje ilegal que tramita en Dolores.
D’Alessio mencionó también a Pinamonti, funcionario de Asuntos Jurídicos de la AFI. Dijo que era el jefe de Bogoliuk y que también tenía contacto con él debido a la búsqueda de información que le encomendaban. Pinamonti está imputado en el expediente de Ramos Padilla y esta semana designó abogado. Otro agente con el que mencionó vinculación es Rolando Barreiro, que también está preso como parte de la organización.
Al declarar contó –según pudo reconstruir PáginaI12 por fuentes de la investigación-- que lo conoció a Stornelli a través del periodista Daniel Santoro, quien le pidió que fuera a declarar en la causa sobre importación de GNL (donde estaba cuestionado el peritaje acerca de sobreprecios), por lo que D’Alessio, que había pasado por Enarsa entre 2011 y 2013, fue a declarar el 5 de noviembre. Dijo que Santoro le pidió que volviera a testificar porque no había mencionado detalles de su libro "El mecanismo", para el que D’Alessio había proporcionado información, y así lo hizo. Recién habría vuelto a ver a Stornelli en enero, siempre según su versión. D’Alessio sostuvo que los chats en los que se basa parte de la imputación en su contra por múltiples casos, serían inventados y que él nunca los mandó desde su celular.
La explicación que dio sobre el viaje a Pinamar junto con Etchebest es sorprendente. Dijo que como estaba en contacto con él, en teoría investigando cuestiones sobre su patrimonio, le comentó que viajaría a la costa y el empresario pidió acompañarlo porque “le haría bien ver el mar”. A lo largo de su declaración se despegó de entregas de dinero y extorsiones y también lo hizo en referencia a su amigo Stornelli, a quien procuró cuidar en beneficio propio.