El 80 por ciento de los autos vendidos en junio en el mercado interno fueron importados, situación que se vio favorecida por una apertura comercial que estimula el gobierno nacional. La producción nacional de automotores, que junto a construcción son los sectores más dinamizadores de la economía, se encuentra en crisis. La caída del consumo interno en un escenario recesivo deterioró las ventas de vehículos, lo que terminó en eliminación de turnos, recorte de personal y cierre de pymes autopartistas proveedoras. La respuesta oficial fue a contramano. A principio de año eliminó impuestos a la gama medio-alta de vehículos y el mes pasado incluyó a las unidades traídas del exterior en el plan de impulso a las ventas. Esto explica que la capacidad instalada ociosa de esta industria se haya ubicado en 63,4 por ciento, mientras crece la participación de importados en el total de ventas, pese a una duplicación en el valor del dólar en un año.
La pérdida de poder adquisitivo frente a la inflación retrajo las ventas del complejo automotor, especialmente, en el segmento bajo, al que acceden como “primer auto” los asalariados. Por su parte, la apertura comercial y al acceso ilimitado a divisas potenció la compra de importados, los que fueron ganando participación en el stock de las concesionarias. La situación se agravó con la retracción del mercado brasileño, principal comprador de las exportaciones argentinas. Este año comenzó con un decreto en enero, el cual redujo los impuestos sobre la gama de precios hasta 1,4 millones de pesos. El corte provocó un corrimiento de la demanda desde autos que comenzaban a ser alcanzados por el impuesto hacia los exentos haciendo subir sus precios. En resumen, los autos de gama baja subieron y bajaron los más caros.
El mes pasado el Gobierno presentó un plan de estímulo a la venta, pero volvió a favorecer a los importados. En programa Junio 0KM, prorrogado este mes, puso a disposición 35.000 automóviles con descuentos que van desde 50.000 a 80.000 pesos en el precio final, y sin diferenciar entre origen local, Mercosur o extra zona. Los aportes serian realizados por el Estado a través de un subsidio de 1000 millones de pesos a los que se le suman a los descuentos implementados por las terminales, que acumulan una importante cantidad de stock, con suspensiones generalizadas y fábricas parcialmente paralizadas. El resultado obvio de este combo fue un aumento de venta de importados.
Las ventas de las terminales hacia el mercado interno como los patentamientos mostraron en junio una caída interanual de 34,1 por ciento y el 44,1 por ciento respectivamente. “Uno de los datos más preocupantes tiene que ver con dos procesos íntimamente relacionados: la constante caída de la venta de unidades producidas localmente, por un lado; y el reemplazo de estas unidades por unidades importadas. La participación de las unidades nacionales sobre el total de las ventas muestra una caída sostenida”, señala el informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) elaborado por Juan Cruz Lucero y Marcelo Serramo. El impacto es menor producción.
Entre 2015 y 2018 la producción automotriz se contrajo 14 por ciento, en tanto el descenso en el primer semestre de este año respecto de igual período de 2018 fue del 40 por ciento. En el mismo cotejo, las exportaciones entre 2015 y 2018 aumentaron 10 por ciento, mientras que en el cotejo de los semestres de 2015 y 2019 se observa una disminución de 11,4 por ciento. “Se puede afirmar que la devaluación de casi el 100 por ciento de la moneda no afectó positivamente las ventas externas del complejo”, señala el CEPA. De acuerdo con datos de los fabricantes en junio el 80 por ciento de las ventas de mercado interno fue importado, mientras las exportaciones representan 72,8 por ciento de la producción del mes.
El resultado último es la destrucción de puestos de trabajo directos e indirectos. En el comienzo de año, la cámara de autopartistas reveló una encuesta sobre 43 empresas asociadas, de las cuales el 84 por ciento confirmó el despido de empleados en el transcurso de este año, lo que representa unos 3000 puestos del sector. “Las suspensiones han sido la modalidad más habitual y han tenido preeminencia en el sector”, detalla el documento del CEPA. En 2018 se contabilizaron 10.445 suspensiones y en lo que va de este año otras 11.050 más, donde los casos más resonantes fueron en las grandes firmas como Fiat-Chrysler, Peugeot, Honda, Renault, General Motors y Volkswagen.