La aplicación Rappi, plataforma de entrega de delivery a domicilio, les pagó una multa de 174 mil pesos a tres trabajadores como penalidad por no haberlos reincorporado. Los habían despedido en noviembre del año pasado por haber organizado una medida de fuerza y formar parte del sindicato para los trabajadores de plataformas, informó a PáginaI12 José Tribuzio, abogado de esta asociación. En marzo de este año, la justicia resolvió que Rappi debía cesar con “la conducta antisindical desplegada y proceder inmediatamente a desbloquear el acceso a la aplicación” para los tres trabajadores afectados. La penalidad económica forma parte de una puja judicial en la que la discusión de fondo es si existe relación de dependencia entre los repartidores y la plataforma y el derecho que tienen los trabajadores a organizarse sindicalmente.
Por no haber reincorporado a los trabajadores, como estableció el fallo de la jueza laboral Stella Maris Vulcano, Rappi pagó una multa de 1000 pesos por día a cada repartidor, y como el plazo fue de 58 días, les depositó 58 mil pesos en sus cuentas. “Prefieren pagar la multa antes que cumplir con la sentencia porque eso establecería que hay un vínculo entre el trabajador y la plataforma”, estableció Tribuzio. Para la plataforma, Rappi es un intermediario entre los comercios y los consumidores que piden un delivery, mientras que para los trabajadores se trata de una relación de dependencia. “Esa discusión la queremos dar pero con los trabajadores dentro de la aplicación”, agregó el abogado laboral.
Para lograr que desde Rappi reincorporen a los repartidores, pedirán que se incrementen las multas “para que a la empresa le sea más gravoso pagar la multa que cumplir con la sentencia”, estableció. Pedirán que la penalidad, hoy de 3000 pesos por día por los tres trabajadores, sea de 15 mil pesos por día. El pedido de reincorporación, resuelta por la jueza en marzo forma parte de una medida cautelar radicada en el Juzgado nacional de trabajo número 37 en un juicio más extenso, que aún no fue resuelto, y en el que los trabajadores piden que se les reconozca una relación de dependencia con este tipo de aplicaciones.
Julio Olivero es venezolano, tiene 34 años, y fue uno de los trabajadores bloqueados de la aplicación en noviembre del año pasado y que hace dos días recibió en su cuenta el pago de la multa. Trabajaba en Rappi tras haber llegado desde Caracas a Buenos Aires en abril del 2018 junto con su hermano. En octubre había organizado junto con otros repartidores una huelga virtual que consistió en que todos los trabajadores se desconectaran de la aplicación durante dos horas un domingo a la noche, horario de mucha demanda.
En diálogo con PáginaI12, Olivero contó por qué llevaron a cabo esa medida de fuerza: “Al principio estábamos contentos con ser nuestro propio jefe. Podías elegir qué viaje tomar y conectarte cuando querías. Pero después cambiaron el sistema de asignación de pedidos y ya no podíamos elegir si tomar o no un pedido, fuimos notando que había una relación laboral y que eso de ser tu propio jefe era falso”. Tras la medida de fuerza y junto con trabajadores de otras plataformas como Glovo crearon la Asociación de Personal de Plataformas. Diez días más tarde, Julio Olivero y otros dos trabajadores de Rappi que tenían cargos en el sindicato no pudieron seguir trabajando porque sus cuentas fueron bloqueadas. Fue en ese momento que se inició el planteo judicial por considerarse una violación a la libertad sindical. “Mis compañeros que siguen trabajando en Rappi tienen miedo de formar parte del sindicato por lo que nos hicieron. La empresa le teme a los trabajadores organizados”, contó Olivero.
Los trabajadores en plataformas digitales son al menos 160 mil, según la primera investigación sobre este nuevo sector del mercado laboral que realizó Cippec con la Organización Internacional del Trabajo y el Banco Interamericano de Desarrollo. El 55 por ciento de empleados realiza aportes provisionales por su actividad en la plataforma, en su mayoría a través del monotributo, y sólo el 40 por ciento tiene obra social.