La relación entre la CGT y el Gobierno atraviesa “su punto de tensión más grande”, afirmó ayer uno de los tres secretarios generales de la central obrera, Juan Carlos Schmid. A 20 días de la marcha convocada para el 7 de marzo, el dirigente sindical le apuntó a la política económica, puntualmente a la apertura de importaciones que, dijo, está generando una “sangría” de puestos de trabajo en el sector industrial. Frente a ese panorama, Schmid vaticinó que la movilización hacia las puertas del Ministerio de Producción será “gigantesca” y servirá para mostrar en la calle el descontento de los trabajadores con el “enfoque económico” de Mauricio Macri. En paralelo, el triunvirato de la CGT anunció que se reunirá el próximo lunes con José Luis Gioja y el resto de la mesa de conducción del PJ.
Ya desde principios de este año, la CGT comenzó a tener posicionamientos más duros frente al Gobierno, al calor del número creciente de despidos y de los pronunciamientos oficiales en favor de flexibilizar las relaciones laborales y fijar el techo de las paritarias en torno al 18 por ciento. El triunvirato llegó a plantear en enero que se retiraba de la mesa de diálogo social convocada por el Ejecutivo ante el incumplimiento de las patronales del compromiso de cerrar la canilla de los despidos. La “tensión” con la Rosada, consideró ayer Schmid, llegó “a su punto más grande” y tendrá el 7 de marzo su correlato en las calles.
“Va a haber una gigantesca protesta en contra del enfoque económico que se está teniendo y, particularmente, en el tema de la industria, la sangría que hay en ese sector”, aseguró el dirigente, quien reiteró que las consignas de la movilización serán “en defensa del trabajo y la producción, por paritarias libres y en contra de la flexibilización y el aumento indiscriminado de tarifas”.
“Hay una mala administración del comercio exterior”, criticó Schmid, planteando uno de los reproches principales del sindicalismo a la política económica. “Lo que necesitamos para nuestro desarrollo debe ingresar y lo que afecta a la industria nacional no debe ingresar, porque terminamos generando desempleo en la Argentina”, consideró.
La protección de la industria nacional y los puestos de trabajo, en tanto, será sin dudas uno de los puntos del diálogo con las autoridades del PJ que el próximo lunes mantendrá la conducción de la CGT, muchos de cuyos integrantes ocupan en paralelo cargos en la estructura del peronismo. Ya desde la marcha en conjunto con las organizaciones de la economía popular que reclamaban la emergencia social, en noviembre pasado, la CGT anunciaba que este año, electoral, se abría una etapa de “discusión” sobre el modelo económico del país.
“Yo no estoy diciendo que cierre toda la importación en una economía globalizada. Lo que digo es que tienen que tener una precisa administración del comercio exterior”, precisó Schmid. En ese sentido, agregó que el Gobierno “ha abandonado, por lo menos, intentar tener un perfil industrial” que, señaló, “hace 40 años que la Argentina no lo tiene, salvo unas primaveras más extensas que otras”.
La movilización del 7 de marzo surgió luego de una reunión del Consejo Directivo de la CGT en la que se convocó además a un paro nacional para la segunda quincena de ese mismo mes, sin fecha definida, y a la que se plegaron los gremios de transporte y los movimientos sociales.