“El rhythm & blues es algo así como el folklore planetario, un género que es la mamá de incontables subgéneros”, sostiene el músico Jorge Lencina, de larga trayectoria en el rock argentino. “El blues se identifica con Chicago o Mississippi. Pero el rhythm & blues diría que abarca el setenta por ciento de la música popular del planeta. Pero de todos modos no estamos atados al género, aunque es el que más nos gusta. La cosa no es tan purista. Son muchos años de tocar y componer, y se junta un momento de material. Este concierto va tener dosis de funk, soul y rock”, cuenta el compositor, cantante y creador de Lencina Rhythm & Blues, que se presentará este sábado las 23.50 en Circe Fábrica de Arte (Av. Córdoba 4335).
Si bien el grupo abordará composiciones propias, no faltarán clásicos como “Someday”, “Hoochie Coochie Man”, el rock n' roll “Mean woman blues” o el gospel "Trouble in my way”. “Lo que hacemos está basado en el disfrute y se genera una comunión con el público, se enganchan mucho con los shows”, resalta este músico que busca en cada concierto no perder la espontaneidad y el vértigo del vivo. “A veces en el escenario mismo propongo hacer tal tema que jamás ensayamos y eso le pone una carga de adrenalina que está buenísima. Porque no importa tanto que salga bárbaro, importa la actitud creativa y salir de la comodidad. La idea es no repetirse. La música cuando tiene frescura, camina. Cuando es demasiado elaborado pierde su esencia”, sostiene Lencina, que creció en una casa de melómanos donde se escuchaba jazz de los años 40.
“En la música que hacemos se mezclan también The Beatles y The Rolling Stones. A la vez que está teñido por un color local, el abordaje tiene algo porteño: es como una ensalada rusa. El tema del rhythm & blues es conservar el groove. Si vos no movés la patita cuando venís a ver un show mío, somos un fracaso”, grafica. Y cuenta que en este momento el grupo se encuentra preparando el disco debut, que se editará próximamente y tendrá una veintena de canciones.
Lencina no es un principiante. Con su banda anterior, Los Pïngüinos, grabó tres discos y realizó casi mil conciertos. Ha trabajado y compuesto, además, canciones con Pedro Aznar, Mono Fontana, Javier Sánchez, Fernando Barrientos y María Gabriela Epumer. Y sus obras han sonado en boca de Sandra Mihanovich y Celeste Carballo. “Con Pedro hicimos muchas canciones de chicos, éramos muy amigos, y con los años algunas fueron grabadas por él, como ‘A la hora que se duermen los trenes’, ‘No hay tiempo (Hoy es hoy)’ o ‘La noche sueña el día’”, cuenta.
-¿Y qué le sucede cuando otros autores interpretan sus canciones?
-Me parece una cosa muy linda que alguien tome mi trabajo y lo haga a su manera. Incluso creo que uno no tiene demasiado derecho a opinar sobre el resultado final, porque está en la libertad del artista que interprete la canción como quiera. Creo que ya es un honor que elijan un material tuyo. Que le presten atención a lo que hice y que ayuden a difundirlo. Spinetta decía que las canciones una vez que las sacaste, en algún punto, dejan de ser tuyas. Y eso significa que son populares: es maravilloso que las toquen y las cante la gente.