El arquitecto tucumano César Pelli, que murió este viernes a los 92 años, deja en su legado rascacielos como las Torres Petronas, de Malasia, con 452 metros; la torre YPF, en Puerto Madero, y la embajada estadounidense en Tokio, además de reconocimientos como la medalla de oro del Instituto Estadounidense de Arquitectos.
Pelli cursó estudios de arquitectura en la Universidad Nacional de Tucumán, en donde se graduó en 1948. Desarrolló su profesión en Argentina hasta que en 1952 se trasladó a los Estados Unidos, junto a su esposa, la arquitecta Diana Balmori. Allí nacieron sus hijos Denis en 1953 y Rafael en 1956, junto a quienes vivieron entre 1964 y 1976 en Los Angeles.
Pelli fue socio del despacho de Eero Saarinen y posteriormente de Gruen Associates, ejerció como decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Yale entre 1977 y 1984, y vivió en New Haven, Connecticut donde dirigió el estudio Pelli Clarke Pelli.
Apenas creado, el estudio Pelli Clarke Pelli se inició con el multipremiado proyecto para la renovación de MoMA de Nueva York y en los años siguientes creció con el World Financial Center y el Winter Garden en Battery Park.
En el 2006 recibió el Premio a la Vida y Obra, galardón otorgado por el Premio Obras Cemex. En 2012 la Fundación Konex le otorgó el Premio Konex de Brillante como la figura más relevante de las Artes Visuales de Argentina de la década, junto con el artista plástico León Ferrari.
Su obra más famosa la constituyen las Torres Petronas, en Kuala Lumpur, Malasia, que desde 1998 y hasta mediados de 2003 con 452 metros cada una fueron los edificios más altos del mundo. Con 88 pisos, de estructura mayoritariamente de hormigón, acero, aluminio y vidrio (fachada), evocan motivos tradicionales del arte islámico, haciendo honor a la herencia musulmana de Malasia. La base tenía inicialmente la forma de la Estrella de Salomón (estrella de ocho puntas). Pelli utilizó un diseño geométrico islámico en su planta al entrelazar dos cuadrados, de tamaño gradualmente decreciente en la parte superior, la cual está basada en un motivo muy tradicional en la cultura islámica: a las ocho puntas les añadió salientes lóbulos de refuerzo con lo que se logra una estrella de ocho puntas incluyendo círculos (y con esto una estrella de doce puntas) en cada intersección. La construcción de las torres comenzó en 1992 .
Al momento de su nuerte, el arquitecto trabajaba en su último proyecto, el Centro Cívico de Tucumán, en Los Pocitos, Tafí Viejo, planificado en un predio de 17,5 hectáreas y distribuido en siete edificios. Además de concentrar la administración pública en un solo lugar, el proyecto tiene tres anfiteatros, uno con capacidad para 300 personas y los otros dos para 120 y está absolutamente integrado al paisaje que lo rodea: las yungas tucumanas. El desarrollo incluye también un importante capítulo de dedicado al paisajismo, que buscará recuperar la flora nativa de las yungas tucumanas, sus árboles (tarcos, palos borrachos, aguaribay, tipas, entre otros). Según sus desarrolladores, el terreno tiene una topografía que permitirá generar terrazas y jardines en distintos niveles, que permitirán recuperar el agua de lluvia y la del edificio.
Pelli fue distinguido con la Medalla de Oro del Instituto Americano de Arquitectos (American Institute of Architects, AIA) como reconocimiento a un significativo trabajo de influencia duradera en la teoría y en la práctica de la arquitectura.