Una vida que parece una novela, un antes y un después en la historia argentina y una trascendencia que genera amores y odios aun muchos años después de su muerte. La historia de Evita puede contarse de diversas maneras, y Ana Alvarado eligió hacerlo en Evitácora con actores, títeres, objetos y teatro de sombras. “La idea es volverla accesible”, le cuenta a PáginaI12 la autora de la obra. 

“Tratamos de verla como una chica común a la que le van pasando cosas, y le damos mucha importancia a algunos de esos hechos, como su infancia en Los Toldos, cuando llegó a Buenos Aires y pudo trabajar como actriz. O cuando, siendo delegada de la radio, conoció a Juan Perón en medio de los eventos que siguieron al terremoto de San Juan de 1944”, adelanta sobre el espectáculo para toda la familia. Se presenta en las dos sedes de Caras y Caretas: del martes 23 al sábado 27 y del martes 30 al jueves 1° de agosto, a las 16, en Caras y Caretas 2037 (Sarmiento 2037). Y el domingo 2 de agosto en Caras y Caretas San Telmo (Venezuela 330).

“Todo tiene una clave de descubrimiento del personaje, tratando de acercarlo a los chicos con humor y juegos. Es un gran archivo de historias e imágenes de Evita”, agrega Alvarado. La obra se enmarca en las actividades por los cien años del nacimiento de Evita, organizadas por el Museo Evita, el Grupo Octubre y la Universidad de las Artes (UNA).

Si muchos pibes tuvieron sus primeros juguetes, pelotas, bicicletas, o conocieron Mar del Plata por los Juegos Nacionales Evita, ¿por qué no contarles su historia a los chicos de hoy? “Por supuesto, a través de una forma especial -aclara Alvarado-, con muchos recursos estéticos propios de los títeres, de las sombras, de los espacios que se abren”. 

A pesar de que no es habitual hacer espectáculos sobre personajes de la historia reciente para chicos, dice la directora y dramaturga, “esta es una figura histórica femenina muy importante. Y estamos en un período en el que tratamos de hacer a las figuras femeninas más visibles".

En esta historia hay un origen humilde en un pueblo; una infancia difícil matizada por los radioteatros y un temprano viaje a la gran ciudad en la que tenía que ganarse un lugar; la lucha por cumplir los sueños de ser actriz y la persistencia para lograrlos; el azar que cruza a dos personas y cambia sus vidas (y las de todo un pueblo) para siempre. 

La forma de narrar esta historia a los más chicos es indirecta: Lola le cuenta a su amigo Toto que estuvo en Los Toldos y que inventó una máquina con todo lo que escuchó sobre Evita: la Evitácora, en donde puede verse cómo Eva Duarte se convirtió en Evita. Pasado y presente se intercalan para llevar adelante el relato. “Hay informaciones que tenemos que ir dando a los chicos durante el transcurso de la obra para que sepan de quién les estamos hablando. Tratamos que esa información se vehiculice a través de los actores en un juego de preguntas y respuestas, o de encuentros dentro de la Evitácora”, explica Alvarado.

Como con las diosas de los mitos griegos, Evita es uno de esos casos especiales en los que no hace falta más que su nombre para ubicarla, en el salto de su existencia terrenal a la eternidad del mito por trascendencia popular. La vida de Evita, sostiene Alvarado, es muy atractiva para la teatralidad: "Tiene elementos que son típicos de la literatura infantil, porque  tenía prefigurado un destino pero lo transformó. Además, estaba condicionada como mujer por su época. Y todos esos componentes hacen a la ficción para niños. Creo que su historia tiene de esos hitos, tiene un aspecto real y mundano y otro que parece fantástico”.

Así, una estructura de“escenas de la vida” repasa a la Eva niña, la Eva rebelde, la Eva actriz, la Eva política, y -claro- a Evita. “Ojalá venga gente que no tenga una simpatía específica por Eva y pueda verla como un personaje que tuvo una vida singular, que hizo elecciones a lo largo de esa vida, que arriesgó un montón”, apuesta la directora. 

Alvarado fue una de las fundadoras de la compañía de El Periférico de Objetos, e integró el Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín, en el que cumplió roles de autora, realizadora e intérprete. Es docente y directora en dos carreras en la UNA y también docente en la carrera de Artes Escénicas en la Universidad de San Martín. Ese trabajo de tantos años dedicado al mundo de los títeres le permite reflexionar sobre la importancia de lo teatral para la formación de los chicos. “Ir al teatro es importante”, asegura. "Participar de la ceremonia teatral, estar cerca del actor y de los otros, es una alternativa a la vida con las pantallas”. Para ella, el teatro para los chicos también propone modos de sociabilidad a través del arte: “Y si es cuerpo a cuerpo, mejor. Mucha información la van a conseguir en las redes, pero la vitalidad del teatro no se consigue en otro lado”, concluye.

Evitácora. Del martes 23 al sábado 27 y del martes 30 al jueves 1° de agosto, a las 16, en Caras y Caretas 2037 (Sarmiento 2037). Y el domingo 2 de agosto en Caras y Caretas San Telmo (Venezuela 330).