Las excavadoras israelíes comenzaron a derribar docenas de hogares palestinos en el este de Jerusalén, en una operación a gran escala que recibió críticas de la comunidad internacional. Cientos de policías y soldados acompañaron a las máquinas que destruyeron las casas en la aldea palestina de Sur Baher, que se encuentra cerca del muro de separación. El gobierno israelí dice que la proximidad de las casas al muro representa un riesgo para la seguridad y afirma que las casas fueron construidas ilegalmente. Los críticos argumentan que las demoliciones son parte de una política más amplia de desplazamiento forzado destinado a cimentar el control de Israel sobre Jerusalén oriental.
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