"Hizo chic chic y ahora mamá está en el cielo". El relato de la hija de Daiana Armanino se escuchará a partir de mañana en el juicio oral y público contra su pareja, por el femicidio perpetrado en septiembre de 2016. La nena le dijo eso al fiscal Luis Schiappa Pietra pocas horas después del hecho y lo reiteró en cámara Gesell. Si bien el acusado, Walter Gómez, planteó la teoría del suicidio, al fiscal nunca le cerró esa posibilidad y comenzó una investigación con perspectiva de género. La víctima tenía 23 años, estaba embarazada del acusado y tenía tres hijos de otra relación. "Las convenciones por los derechos de la mujer dicen que este tipo de caso debe iniciarse como una investigación por un crimen e ir descartando, pero no empezar por la teoría del suicidio", destacó el fiscal, quien también analizó que "el 95 por ciento de portadores de armas son hombres". En el caso, hay varias pruebas reunidas que descartaron la versión del acusado. Schiappa Pietra pedirá prisión perpetua.

El tribunal compuesto por Román Lanzón, Mónica Lamperti y Gustavo Pérez de Urrechu analizá desde este jueves la prueba contra Gómez, un hombre de 35 años que -según la teoría de Fiscalía- terminó con la vida de Daiana con un arma calibre 38, en la casa de Rouillón y Gorriti, donde convivían hacía medio año. El 12 de septiembre de 2016 el hombre llamó a la policía y dijo que su pareja se había suicidado.

"Las convenciones por los derechos de la mujer dicen que este tipo de caso debe iniciarse como una investigación por un crimen". Schiappa Pietra.

El caso tuvo una testigo crucial. La hija de seis años de la víctima estaba en la casa de una vecina cuando el fiscal llegó a la escena del hecho y ya advertía que era difícil que la mujer se haya disparado sola. La vecina le dijo a Schiappa Pietra que la niña quería decirle algo. La conversación fue filmada. Según su relato, a través de la puerta entreabierta de la pieza de su mamá, la pequeña vio "cuando Walter le apunta y hace chic chic". El comentario volvió a salir en la medida de cámara Gesell.

La llamada a la que acudió el fiscal ese día daba cuenta de un suicidio que se anotició al Comando Radioeléctrico. Para el investigador "no cerraba". Es que la experiencia y las pericias al respecto dan cuenta de que cuando un arma se dispara de cerca deja una marca de pólvora que se llama ahumamiento y que no había en el caso; otra cuestión es que el disparo ingresó por debajo del brazo, cerca de la axila y cruzó de manera horizontal hasta el otro lado; lo que para los expertos es "difícil" de hacer por la misma víctima. Además, el fiscal evaluó que "las mujeres no suelen suicidarse con armas. Hay veces que lo que se investiga como suicidio no lo es, o son inducidos. Hay comités de derechos de la mujer que plantean que se investigue desde un punto de vista del homicidio y se vaya descartando; pero no que empiecen al revés", aseguró. Además, evaluó que "el 95 por ciento de los portadores de arma no son mujeres, sino hombres".

La investigación dio cuenta del contexto de violencia en el que vivía la víctima, quien hacía poco había perdido al padre de sus hijos y tenía carencias y precariedades. El acusado la llevó a vivir a su casa seis meses antes del hecho, embarazada. De acuerdo a las declaraciones de familiares, él "la trataba mal, la ninguneaba e insultaba". "Que el hombre que gobierna la casa lo haga armado, es un elemento fuerte", dijo el fiscal.