"Treinta Mujeres Argentinas Que Ya No Están" iba a llamarse la muestra de Anna-Lisa Marjak que no fue y que ya no será, por lo menos no del modo en que fue concebida cuando la curadora Eliana Pardini la encargó para celebrar los cien años de Fiat. Es que esos retratos que empezaron por inspiración propia de Marjak verán la luz en otro formato y, sin duda, ya con otro sentido. El que cobra fuerza cuando alguien baja el pulgar de lo que para otrxs, no merece discusión. Para hacerle justicia a esta historia, hay que ir al principio. Ese momento en que la artista expresionista nacida en Francia pero criada en nuestro país decidió retratar a sus amigas de Facebook en pequeño formato, armando una pequeña red de mujeres de la cultura argentina. “Yo jamás en mi vida pensé que podía pintar un retrato” dice y cuenta que el primero lo hizo para regalarle algo original a una amiga. “Después no pude parar. Armé esa muestra de contactos y finalmente la expuse. Sentí que a pesar de mi estilo expresionista había podido captar algo del ser de esas personas que había retratado”. Marjak tiene a las mujeres en el centro de su obra: sus criaturas de trazo grueso y miradas de distinta intensidad siempre habitan sus cuadros, como los que forman parte de “Ellas devuelven peces al río”, una exposición que hace un año vio la luz con la idea de cruzar feminismo y ecología. “Mis peces surgen de los de Matisse, uno de mis maestros. Mis mujeres devuelven los peces al río como acto solidario con los animales. Mis mujeres son conscientes de la necesidad urgente de cuidar nuestro planeta” había dicho la artista al sitio Jaque al Arte con motivo de esa muestra, en la galería Sileo. “Eliana quería mis cuadros en este aniversario tan importante de Fiat y yo le ofrecí investigar personajes femeninos del siglo XX que ya no estaban pero que tanto ayudaron a construir este presente. Enseguida me dijo que sí y yo me puse a pintar en total libertad” explica.
--¿Y qué fue lo que pasó?
--Le iba mandando los resultados de mis investigaciones y algunos de mis cuadros. Había historias muy lindas y muy valiosas atrás de ellas, por ejemplo, la primera aviadora de nuestro país, Carola Lorenzini, muerta en 1941, o la primera médica, Cecilia Grierson. Pero jamás me autocensuré ni ella me bajó línea de nada. En esta historia quiero rescatar a Eliana Pardini porque sé que se sintió muy mal con todo esto. Fue un proceso que la involucró muy a su pesar. Hace un mes y medio cuando mandé los retratos de Chicha Mariani y Azucena Villaflor y me pidió que no estén traté de seguir trabajando en parte porque sé de su compromiso, y también porque tenía la esperanza de que cambiaran de opinión.
--¿Qué es lo que dijo Fiat exactamente?
--Fiat dijo que no se quiere entrometer en mi muestra pero que prefiere un perfil más conservador, sin tres retratos (el de Chicha, el de Azucena y el de Cris Miró). El director de marketing dijo que no. Yo cada tanto mandaba algo de lo que hacía no por pedir permiso, yo hacía lo que quería y nunca se me ocurrió que podía haber un problema. Chicha y Azucena fueron el primero de esos problemas, ya que ahí me dijeron que la muestra sea más cultural y menos política… Pero yo seguí pintando, para mí son mujeres demasiado poderosas e importantísimas para nuestra historia. Me costaba mucho que no estén, sentía que me estaba traicionando. Yo les decía “es un problema mío, son mis ideas y es mi pintura”, porque cuando pinto lo hago en total libertad, o sea que si pienso algo y me dicen que no, no puedo seguir adelante. Pero en ese momento sentí que había una fricción, y seguí pintando pero era algo que ya me empezaba a torturar. Por momentos me olvidaba del asunto y por otros pensaba “yo tengo que renunciar”, o sea que la palabra “renuncia” no apareció de un día para el otro. Un día pensé ¿cómo no voy a poner una mujer trans? Además ella fue una de las primeras que abrió puertas. La pinté feliz a Cris Miró y me encantó cómo quedó. Pero ellos me dijeron “Cris Miró no”. Ahí es cuando decido que no puedo hacer la muestra. No me dieron una explicación del problema con Cris…. Justo leí un texto que escribió Maria Moreno donde dice que hoy en día no se puede excluir a las trans del feminismo (“Excluir al transfeminismo es negar la historia y las decisiones ya tomadas colectivamente” decía) y se los mandé, como diciendo “esta discusión no vale la pena”. Ya me parecía demasiado. La curadora me pidió por favor que no renuncie y aceptó a Cris Miró, entonces yo sentí que ella había hecho un esfuerzo tan grande que dije “está bien pero por favor vuelvan a rever a Azucena y a Chicha”. No podía entender que se vuele un pedazo de la historia. Hasta que el viernes pasado me dijeron esto del perfil más conservador. Enseguida lo puse en Facebook. Cuando leí la palabra “conservador”, mi cabeza dejó de pensar y mi cuerpo se empezó a sentir cada vez peor. No podía seguir adelante, y me sentí una tonta, si seguía adelante hubiera sido como traicionarme a mí misma.
--¿Qué sentís ahora?
--En el momento que dije que no sentí alivio. Fue una situación muy desagradable y dudé mucho si hacer la muestra desde el momento en que pusieron los peros con Chicha y Azucena. Hubiera renunciado antes si no fuera por la curadora, que estaba muy involucrada y quería que la muestra se haga. Luchó mucho para que así fuera pero algo la excedió. Cuando yo dije “voy a hacer las mujeres valiosas del siglo XX” empecé a investigar y busqué no solo las conocidas sino las que no tanto: Alicia Moreau de Justo fue la segunda mujer que se recibió de médica en la Argentina y cuando la pinté sentí una emoción…. De hecho cuando empecé puse “mujeres célebres de la historia” y me aparecieron todas las calles de Puerto Madero, entre ellas Azucena Villaflor. Una amiga me dijo “¿Entonces ahora los autos Fiat no van a poder circular por Puerto Madero?” (risas). Es entre terrible y bizarro. Hubo una primera mujer que votó pero el voto femenino vino mucho después… Las historias valen la pena y estoy segura que la muestra tendrá otro destino. El medio artístico es muy cruel. Por lo tanto no me arrepiento porque tenía una oportunidad de exponer y dada la crisis del arte no abundan, así que quise aprovechar… También me está abrumando lo que pasó. Sobre todo en las redes: la respuesta de la gente es linda pero tengo una sensación extraña porque nunca en mi vida me imaginé censurada.
--¿Fiat se comunicó con vos después de la repercusión que tuvo la censura y tu posterior renuncia?
--Sí, al principio no sabía qué decirles. Me dijeron que todo había sido un malentendido, y que ellos jamás censurarían una artista. Todo puede ser, sobre todo porque la repercusión para ellos no es muy grata pero mi decisión ya está tomada, independientemente de las especulaciones. Una empresa tan grande se maneja con diferentes departamentos y hubo alguien, un representante de esa empresa, que me censuró y ya no es mi culpa. Yo traté de hacer mi muestra sin perjudicar a nadie pero la libertad no se negocia.