"Lo que hizo este hombre detuvo la vida de las chicas", sollozó Nora, la madre de una de las 18 víctimas de abuso sexual a las que atacó Luis Marcelo Escobar, entre 2014 y 2016. Ayer, salieron aliviadas de los Tribunales: por unanimidad, la Cámara Penal confirmó la condena a 48 años de prisión para el abusador serial que se hacía pasar por policía para llevar a las jóvenes, de entre 14 y 25 años, a zonas descampadas y someterlas. En 13 casos usó un arma cargada como elemento de amedrentamiento. La pena más alta de la provincia de Santa Fe recayó sobre un locutor de 42 años que vivía en la ciudad bonaerense de San Nicolás, con su esposa e hijos. "Pocas veces se ha visto que una pena resulte tan ajustada a la magnitud del ilícito cometido y la personalidad del autor", argumentó el tribunal de Alzada.
Las víctimas y sus familiares abrazaron a la fiscal Carla Cerliani, al salir de la sala donde se leyó el veredicto que les dio tranquilidad. Escobar cometió 12 hechos de abuso sexual con acceso carnal -9 de ellos, agravados por el uso de arma-; un abuso gravemente ultrajante, con empleo de arma; y 5 abusos simples -3, con arma de fuego-. "Eran niñas, adolescentes y jóvenes en alto grado de vulnerabilidad", destaca el fallo de Georgina Depetris, Bibiana Alonso y Javier Beltramone, sobre el perfil de las mujeres atacadas.
En la resolución, los camaristas hablaron de "crueldad" y aseguraron no poder imaginarse el terror sufrido por las víctimas. "La defensa se queja de que la pena mínima que establece la ley se equipara a la prevista para el delito de homicidio, y es verdad; muchas veces, como en el caso, la vida de las víctimas se convierte en un verdadero infierno", aseguraron. Y recordaron que hubo chicas que no querían vivir más tras el hecho.
"La sensación es de alivio, porque hasta el final estábamos con el
corazón en la boca y sabíamos que era difícil". Nora, mamá de una víctima.
Las víctimas fueron "jóvenes y adolescentes interceptadas a plena luz del día por quien simuló autoridad, generando ya suficiente amedrentamiento ante la posibilidad de verse involucradas en un ilícito grave y sin nadie a quien recurrir", expresaron sobre el ardid del acusado, que se hacía pasar por policía de drogas para decirles -en casos calcados- que alguien las había acusado como implicadas en un caso y que lo tendrían que acompañar a la comisaría para ver sus antecedentes. "Haber sido transportadas en esas circunstancias en un vehículo hacia parajes desolados y desconocidos, sin capacidad de resistencia, y finalmente, ser accedidas carnalmente de diferentes maneras bajo amenazas de muerte y con un arma de fuego en la mayoría de los casos".
Los camaristas destacaron la importancia del relato de las jóvenes en el juicio oral y público que se realizó en febrero pasado. "Todos y cada
uno basta para estremecer a cualquiera". Y lamentaron "la crueldad, el aprovechamiento, la premeditación para captarlas y la cantidad de
veces y forma en que fueron accedidas, sin tomar recaudos de salud o embarazos".
También hablaron de la forma "perversa" en que se manejó con las jóvenes, "diciéndoles -en diferentes casos- 'que lo disfrute un ratito'; 'que se mueva para calentarlo'; que 'tan mal no la pasamos'"; y hasta "pedirle a una de ellas que salude con un beso", tanto a él como a otro hombre que no fue encontrado, con el que cometió aquel hecho.
Tras conocer el detalle de cada uno de los episodios, el tribunal consideró que "no hay necesidad de recurrir a peritos para saber que lastiman y causan dolor". Y apuntaron al padecimiento por "la privación de la libertad y traslado forzoso que todas se vieron obligadas a soportar"; y hasta "haciéndoles saber, el agresor -antes de que bajaran del auto- que tenía sus datos y sabía dónde vivían", ya que en su papel de policía solicitaba esa información.
No callar. "Estamos más que conformes, felices, porque este caso se llevó de manera brillante. Hay que animarse a denunciar porque es posible encontrar justicia", aseguró Nora, en medio del llanto que la invadía. "En ninguno de los hechos, con ninguna de las chicas pudo refutar lo que sucedió. Todo era cierto, por eso hay que decirlo, denunciar, aunque duela.
La vida de mi hija cambió terriblemente y todavía estamos luchando. La sensación es de alivio, porque hasta el final estábamos con el corazón en la boca y sabíamos que esto es difícil de conseguir, pero él no zafó", agregó la mujer.
En tanto, la fiscal Cerliani, de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual, destacó que "ya son seis los jueces que consideran que la pena dictada es justa. Es un antecedente importante", dijo.
Detención. Tras varios meses de búsqueda e investigación, frente a relatos de sucesos con un mismo patrón, la detención de Escobar se logró en agosto de 2016, luego de que una de las víctimas, una chica de 14 años, tomara la patente del auto del agresor. Fue detenido en Soldini, mientras circulaba en el Fiad Duna con su familia.