Patria o muerte
Don Cornelio
1988
El disco se fue armando ni bien terminamos de grabar el primero. Nos juntábamos tres veces por semana a ensayar. Zapábamos mucho y, además, dibujábamos, grabábamos videos caseros… de todo. Llegamos a un desarrollo de la personalidad musical de cada uno alucinante. Nos estábamos definiendo. Fue un momento de mucha creatividad, mucha libertad. Cada uno hacía lo que quería. En ese sentido, había una sincronización muy llamativa, una coincidencia en el caos. Había mucho corazón. Todo era real, crudo. Se escucha una suciedad musical extrema: un reflejo exacto de lo que estábamos viviendo.
Salud universal
Los Visitantes
1993
Es el primero de Los Visitantes. Antes de grabarlo, lo tocamos mucho. Fue casi un año y medio de locales y bares de toda calaña. Me sentía muy conectado con Palo y también con el batero, Jorge Albornoz. El disco tiene canciones bellas, y empezaron a aparecer diferentes tipos de ritmos con los que nos gustaba coquetear. Me gustó el resultado… Es como un post-punk oscuro rodeado de una luz que quiere empezar a salir.
Un camino, algún lugar
Me Darás Mil Hijos
2005
Es el segundo de la banda. Para mí es cuando se consolida la orquesta. Empieza a cuajar el entramado de sonidos, voces y ritmos. Yo nunca había tocado en una formación tan grande. En esa época éramos once. Me sorprendió descubrir cómo se mezclan las voces, el juego de las notas, el groove, las divisiones entre graves, medios y agudos. Son canciones orquestadas. Me gusta el disco completo.
Mugre
Acorazado Potemkin
2011
Me cuesta elegir: me gustan los tres discos y el que está por salir. No puedo tomar distancia, es mi actualidad. Pero si tengo que optar, destaco este momento iniciático. Yo con Potemkin retomé el sentido y sentimiento de libertad, de poner a prueba y poder hacer todo lo que uno escuchó y aprendió del oficio de la música. Volví al bajo eléctrico y recuperé la idea de que es posible crear algo diferente. Y no solo volví al bajo, también volví al rock y al punk. Es hermoso. Estoy rodeado de Lulo Esaín y Juan Pablo Fernández, seres que admiro y que adoro.