El nivel de empleo registrado acumula nueve meses consecutivos en caída. Durante mayo se contabilizaron 8100 puestos de trabajo registrados menos que en abril y 217.100 posiciones menos que un año atrás. Las estadísticas elaboradas por la Secretaría de Trabajo evidencian que la persistente crisis de empleo es acompañada por una profunda caída en la capacidad de compra de los salarios. El ingreso promedio de los trabajadores del sector privado marcó en mayo una contracción del 8,1 por ciento. Los registros oficiales dan cuenta de una incipiente desaceleración en el proceso de destrucción de empleo donde la excepción es la industria manufacturera. En el sector fabril, el desplome de la demanda interna, la crisis financiera y la apertura comercial se tradujeron en mayo en la pérdida de 3200 puestos (más de un tercio de los 8100 totales) y acumulan una caída de 67.100 empleos en doce meses.
Los registros del Sistema Integrado Previsional Argentino muestran que el empleo industrial retrocedió en 41 de los 42 meses de la gestión de Mauricio Macri cubiertos por las estadísticas. Suman 147.104 los puestos de trabajo manufactureros destruidos desde que comenzó el gobierno de Cambiemos. Los empleos perdidos por el cierre de empresas y la reducción de personal representan el 12 por ciento del total de las posiciones fabriles registradas cuatro años atrás. Incluso cuando las estadísticas oficiales corroboren la “estabilización” que describen los funcionarios, la destrucción no se detiene en la industria. La crisis en transversal. Alba, La Campagnola, Ledesma, Loma Negra, Longvie, Edding, Viauro, Orot y Zanella son algunas de las empresas que despidieron trabajadores en mayo.
El componente principal en el proceso de destrucción de empleo registrado acumulado en los últimos doce meses es la merma de asalariados en el sector privado. El contador muestra la pérdida de 184 mil posiciones. La industria concentra el 36 por ciento del total pero las cifras negativas se replican en la mayoría de las actividades. El segundo rubro más afectado por la recesión es el comercio, donde se perdieron 3100 empleos en mayo y 50 mil en el último año, mientras que la baja en el sector de transporte ascendió a 1200 en mayo y a 20 mil en doce meses. Al igual que en el caso de las actividades manufactureras, los despidos se explican por el desplome en el consumo interno.
Por su parte, la construcción da cuenta del impacto del recorte en la inversión privada y el programa de austeridad implementado por el acuerdo con el FMI. Las cifras muestran la pérdida de 4300 posiciones en mayo y 14.200 en un año. Las caídas de empleo en la comparación interanual se extienden entre 11 de los 14 sectores relevados. Los únicos tres que muestran mayores niveles de ocupación que doce meses atrás son el agro (8900 empleos), los hidrocarburos (3300) y el suministro de electricidad, gas y agua (100).
A la caída entre los asalariados privados se suma la pérdida de 59.200 monotributistas sociales en los últimos doce meses, 29.000 monotributistas y 2500 autónomos. Las cifras negativas se compensaron parcialmente por la incorporación en los registros administrativos de 26.200 empleados públicos y 16.100 trabajadoras de casas particulares.
La Encuesta de Indicadores Laborales, la medición que permite anticipar el comportamiento del mercado de trabajo registrado, muestra que a contramano de las expectativas oficiales la crisis no se detiene. En junio el empleo registrado privado presentó una caída interanual de 2,7 por ciento. La propuesta cambiemita para frenar el proceso de destrucción y precarización del empleo consiste en relanzar la frustrada reforma laboral. A contramano de la evidencia histórica, el Gobierno pretende avanzar con las transformaciones del marco regulatorio laboral si se impone en las elecciones presidenciales.