Para el centenario de la independencia, el 9 de julio de 1916, la Confitería del Molino se iluminó a pleno, haciendo juego con la cúpula del Congreso. Unos días después, se abrieron oficialmente las puertas del flamante edificio creado y construido por el gran Francesco Gianotti. Este sábado, toto el mundo está invitado a festejarle los 103 años con una visita a los salones de la planta baja y el primer piso que están en plena restauración. No sólo es una oportunidad de ver cómo uno de los espacios más bellos de Buenos Aires está renaciendo, sino que los restauradores de vitrales, metales, maderas y otros materiales estarán trabajando y podrán explicar a las visitas lo que hacen.

El centro de la visita es, por supuesto, la confitería en la esquina de Callao y Rivadavia. Después de una muy buena limpieza, el lugar ya se parece a lo que recuerdan sus parroquianos, en particular por el brillo recuperado de sus vitrales, restaurados e iluminados con excelencia. Ya se puede ver la espléndida lámpara central, que vale la pena ella sola la visita, el reloj en funcionamiento y algunos de los bonces originales en las columnas.

El festejo incluye la muestra Dibujos del Molino y música en vivo con miembros de la Orquesta del Congreso. Y no hay que olvidarse la cámara, porque se pueden sacar fotos libremente, aunque sin usar el flash. De hecho, se creó el hashtag #LaVueltaDelMolino par que se compartan las imágenes.

 

La actividad arranca a las catorce horas de este sábado, en la entrada por Rivadavia. El acceso por discapacidad es sobre Callao.