"Por un lado, es un año donde a contracorriente tal vez del resto del país, por lo menos en el sentido creativo y profesional, El Sketch floreció y creció mucho. Por eso estoy contento, haciendo algo que me gusta y pasándola bien. En el otro sentido, es como decir: --'¿Cómo estás?'; --'Bien'; --'¿Estás seguro?'. En el sentido social, vengo de unos cuatro años que fueron muy tambaleantes en cuestión de trabajo. Vengo de un 2018 del que todavía estoy pagando deudas. Este es un año muy especial, con muchas vistas a qué pasará", aduce Guille Aquino.

Humorista de sátira social, capaz de decir de modo lúcido sobre los avatares del día como pocos, Aquino está en un momento álgido, y paradoja mediante, en un contexto que le hace poca gracia. Qué mejor, entonces, que (re)visitar sus propuestas y entre ellas Antisocial, la obra teatral que le tiene por protagonista -junto a Verónica Intile, Ximena Seijas, Pao La Rojas y Andrés Ciavaglia-, y que se presenta en Teatro Mateo Booz (San Lorenzo 2243) mañana a las 21.30.

--Es imposible que hayas podido premeditar el impacto de tu trabajo.

--Es extraño. Por suerte, tener que hacer un video nuevo todas las semanas hace que esté muy metido en eso y no le dé mucha bola al alrededor, así como al impacto tanto como positivo como negativo que pueda provocar. Pero por supuesto que me doy cuenta, noto la diferencia, me llega desde distintos lados. Veo cierto impacto o mucha repercusión, algunas veces negativos, como intentos de censura (NdR: El Colegio Único de Corredores Inmobiliarios de la Ciudad de Buenos Aires intimó recientemente a la productora de Aquino a retirar de las redes el video Palermo Indie, satírico con la situación inmobiliaria); otras muy lindas, como gente por la calle que te dice que está buenísimo lo que hacemos. Es como estar rindiendo el último año de una materia, uno está estudiando todo el tiempo.

--Se nota una disciplina de trabajo constante.

--Es muy demandante. A la vez, tiene el efecto de una droga. Es algo que demanda mucho y cuanto más hacés más ganas tenés de seguir haciéndolo. Uno se involucra en todo sentido: físico, intelectual, emocional, y muchísimo, porque los temas son muy jodidos, son cosas muy dolorosas. Cada Sketch, cada pieza, requiere de escribir, de ponerle el cuerpo, editar. Te metés mucho en ese mundo, y es un mundo muy cruel el que estamos reflejando.

--¿Tenés referentes en el humor audiovisual?

--Vengo de una generación muy Simpson, son un poco Los Beatles de nuestra generación. Es casi imposible no tener un sentido del humor que no te toque por ese lado, por esa velocidad, acidez y crítica social. Hay mucho de eso en los ritmos, en los tiempos, en ciertos tonos. Y después hay algo que se empieza a formar al hacerlo uno mismo, también de las cosas que uno quiere hacer y no le salen. Para mí el estilo se forma más con falencias que con virtudes. Los espacios en blanco, vacíos, hay que usarlos a favor de uno.

--En cuanto a la afinidad con el grupo de trabajo, ¿cómo se manifiesta en Antisocial?

--Siempre lo digo, para mí Antisocial es una especie de capítulo cero del Sketch, porque cuando terminé de escribir la obra, al mismo tiempo empezaba a hacer los Sketches. Antisocial le marcó muchísimo el rumbo a ese tipo de humor y a los temas que tenía más ganas de explorar. La escribí hace más o menos cuatro años, y está más actual que nunca, parece escrita hace dos semanas y eso es muy extraño. En cuanto al grupo de laburo -Verónica Intile, Ximena Seijas, Pao La Rojas, Andrés Ciavaglia- fuimos formando una creatura que ahora tiene un poquito de vida propia, que se forma cuando estamos los cinco en el escenario.

--¿Qué te aporta de modo específico el teatro?

--Al grabar uno siempre tiene posibilidad de una retoma, para después elegir y editar dentro de una pieza audiovisual de cuatro o cinco minutos. En cambio, al hacer una obra de hora y media, sin retoma ni nada parecido, lo que me viene pasando es que el tiempo que estoy en el escenario -y estoy todo el tiempo en el escenario- empiezo a caer en una especie de trance. Entro en una situación en donde si bien lo que hago es súper autobiográfico, se vuelve medio embriagador. Además, cuando hacés humor frente a un público estás frente a la risa, y eso es algo que otros géneros no tienen. Todo el tiempo el público te está diciendo si lo está pasando bien.

"Aquiles es un treintañero punk híper neurótico en crisis y acaba de descubrir que el rock le súper mintió". Ésta es la línea que define a Antisocial. Es la tercera vez que viene a Rosario. "Tenés un momento social en donde todos estamos sintiendo más o menos lo mismo. Aunque tuviera ganas de hacer otras cosas, es ineludible hablar de lo que está pasando", concluye.