Como todos los años, la Feria del Libro Infantil y Juvenil es una de las opciones de salidas piolas en las vacaciones de invierno, con entrada gratuita y acceso no solo a recorrer libros y tener contacto directo con los autores (y, si queda resto, también comprar algún que otro ejemplar), también a un amplio abanico de talleres, espectáculos y actividades, siempre gratuitas. La feria de este año, en el Centro Cultural Kirchner (con otra sede en el Pasaje Dardo Rocha de La Plata, sin sede en Tecnópolis en esta edición) está marcada por algunos hechos significativos, para bien y para mal.

El primero, lamentable, es la virtual retirada del sello español SM de la Argentina , uno de los grandes jugadores del mercado LIJ, que solo diez días atrás despidió casi a la totalidad de los trabajadores del grupo, unos 150. “SM ya no es rentable en la Argentina”, explicaron los ibéricos. El stand que tradicionalmente tiene la editorial en esta feria continúa en pie este año, como siempre compartido por el sello local Calibroscopio, con los libros que todavía siguen vivos y que los lectores continúan pidiendo. Por ejemplo, el reciente Te veo en la Luna, de Verónica Sukaczer, que el plan editorial imaginó promocionado entre los recordatorios de los 50 años del alunizaje del Apolo 11, celebración que se vio súbitamente abortada. La novedad es gravísima para un sector que aparecía como el menos resentido por la crisis brutal que hoy sufre la industria editorial, y es de las más tematizadas en los pasillos de la feria de este año.

Entre las novedades gratas de esta edición, aparece la muestra de ilustradores de la prestigiosa Feria de Bolonia, que selecciona y premia a los mejores artistas de todo el mundo, y que permite un pantallazo de las principales tendencias en la ilustración. Es la primera vez que esta muestra llega a Latinoamérica, y su gestión fue posible por el largo y sostenido trabajo de muchas personas e instituciones; el ilustrador Diego Bianki, la Asociación de Dibujantes de Argentina, la Fundación El Libro, entre otras.

Como siempre, un momento importante es también la entrega de los Premios Pregonero, que distinguen a quienes difunden la literatura infantil y juvenil en la Argentina (ver aparte). Y entre las actividades se destaca la Movida Juvenil, toda una apuesta a ese sector que tiempo atrás tuvo su particular “boom” -el de la “J” de LIJ-. Las únicas visitas internacionales de la feria, de hecho, corresponden a escritoras de best sellers para este público: las estadounidenses Kiersten White (Juegos mentales, La última cazadora) y Sara Holland (Everless, Evermore). Ambas son editadas aquí por el sello juvenil Puck, de ediciones Urano, que este año no tuvo ningún título infantil en su plan editorial local, todo otro signo de los tiempos.

“Estoy muy segura de que los fans de la literatura juvenil son los lectores más inteligentes y exigentes que hay, tienen estándares altos y es una gran responsabilidad escribir para personas que aún están madurando”, asegura Holland en diálogo con PáginaI12 sobre ese público tan particular para el que escribe. "Uno de los desafíos que tiene escribir para público juvenil es que los adolescentes están experimentando muchas cosas por primera vez, todo se siente más profundo y más importante para ellos. Descubrir la forma de representar esa urgencia y ese nivel de emociones es la parte más difícil y a la vez la más emocionante de escribir estos libros”, observa White siguiendo la charla.

El thriller, el terror, lo paranormal y el fantasy son los géneros que estas autoras manejan, y que este público demanda particularmente. “Creo que estas historias hablan de algo que yace profundo dentro de nosotros: la parte instintiva que ve sombras en la oscuridad o constelaciones en las estrellas. Incluso si el mundo moderno es bastante seguro y mundano la mayor parte del tiempo, estamos configurados para buscar amenazas, patrones y magia en el mundo que nos rodea. De alguna forma, el género de la ficción hace que el mundo sea misterioso otra vez”, advierte Holland.

"Me interesa contar historias realistas, pero utilizando los elementos del thriller, la novela de terror o la fantasía, para hacer todo más grande. Esa separación de la realidad hace más fácil atraer lectores hacia preguntas, emociones y temas que son muy veraces. A fin de cuentas, leer para divertirse también es válido. Es agradable dejar que tu mente se sumerja en otro lugar que no sea la realidad", suma White.

El sábado 26 desde las 14, y durante toda la tarde, la Movida Juvenil propone actividades como una búsqueda del tesoro (los tesoros escondidos son literarios), un debate sobre Los juegos del hambre, una mesa de “romance y relaciones tóxicas”, un diálogo con el YouTuber Mariano Bondar y la escritora Jazmín Riera. Holland y White visitarán la feria el próximo domingo 4 de agosto a las 14, sobre el fin de la edición.

 

Feria del Libro Infantil
Centro Cultural Kirchner, Sarmiento 151.
Todos los días hasta el 4 de agosto, de 12 a 20.
Gratis.