El desplome en las ventas en supermercados y autoservicios no se detiene. La consultora Scentia estimó en junio una contracción del 8,4 por ciento frente a mayo y un retroceso del 7,2 por ciento en el primer semestre de 2019. El retroceso está expresado en cantidades. El informe elaborado por la firma muestra que las caídas más importantes se concentran en el conurbano bonaerense donde ni las promociones provinciales ni los programas lanzados por el gobierno nacional consiguen apuntalar la actividad económica. La caída del consumo en la provincia de Buenos Aires es la contracara de, por lo menos, tres elementos: la pérdida de poder de compra de los salarios, la destrucción de puestos de trabajo y la precarización del empleo.
Las cifras elaboradas por Scentia están en línea con las mediciones realizadas por otras consultoras como Kantar que para junio estimó una caída del 9 por ciento frente al mismo período del año pasado en las ventas de los productos de la canasta de consumo. Otra consultora que ofreció sus mediciones fue Nielsen que relevó una baja del 7,9 por ciento en los productos de consumo masivo. Las mediciones privadas ofrecen un anticipo para los relevamientos del Indec. La autoridad estadística informó la semana pasada un retroceso en mayo del 13,5 por ciento en las cantidades vendidas por los supermercados mientras que el desplome ascendió hasta el 18,7 por ciento en los shoppings.
La dinámica del consumo privado es determinante para la marcha de la economía argentina ya que representa alrededor del 75 por ciento del producto. El programa de austeridad y ahogo financiero desplegado como parte del préstamo solicitado al Fondo Monetario Internacional arrasan sobre cualquier atisbo de reactivación de la demanda interna. Los créditos de Anses, el aumento anticipado en la AUH, el programa Precios Esenciales, la versión emparchada de Ahora 12 y la apreciación cambiaria son algunos de los componentes del intento del gobierno de Mauricio Macri por evitar una profundización en la caída del consumo interno en la antesala de las elecciones presidenciales.
El informe de Scentia advierte que la baja del consumo responde al deterioro en los ingresos reales de los consumidores. La caída en los volúmenes vendidos durante junio alcanzó al 8,6 por ciento en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) frente al mismo mes de 2018 mientras que el desplome llega al 8,3 por ciento en el interior. Para la consultora que dirige Osvaldo del Rio, los comercios más golpeados por la crisis son los autoservicios (“self service”) que retroceden 11,3 por ciento a nivel nacional. Ese retroceso se explica por la caída del 14,4 por ciento en las ventas del AMBA mientras que en el interior la merma llega al 9,5 por ciento. Por su parte, entre las grandes cadenas la baja relevada en todo el territorio llega al 5,3 por ciento en junio. Para los hipermercados del AMBA las caídas son del 3,7 por ciento y aquellos que se ubican en el interior del país la reducción es de 6,7 por ciento.
Las últimas cifras elaboradas para mayo por la Secretaría de Trabajo revelaron la pérdida de 217 mil empleos registrados privados en un año. Al proceso de destrucción de empleo se suma la pérdida de poder adquisitivo que asciende al 8,4 por ciento. En ese escenario, las caídas no se limitan a los productos que componen las canastas de alimentos. Indicadores de consumo más amplios como el que elabora el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala marcaron un desplome del 9,2 por ciento en junio y acumulan 12 bajas consecutivas. Las ventas minoristas se desplomaron 12,2 por ciento en todos los rubros, según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).