Al menos 33 niños han muerto en Idlib, en el norte de Siria, en las últimas cuatro semanas como consecuencia del aumento de la violencia, según la ONG Save The Children. Este número supera a los 31 muertes registradas durante todo el 2018 en esta misma provincia, último reducto de la oposición siria en el país. En un informe difundido hoy, Save the Children y la Red Hurras recordaron que desde finales de abril, cuando las fuerzas del régimen de Bachar al Asad iniciaron una ofensiva no declarada en esa zona, al menos 400 personas han muerto, 90 de ellos niños, según datos de Naciones Unidas. El dato sobre la muerte de los 33 niños desde el 24 de junio puede ser conservador, dijo Joelle Bassoul, portavoz de la ONG para Oriente Medio y Europa Oriental, quien además precisó que fueron verificados "uno por uno" por la Red Hurras, socio de Save The Children. "Hay un aumento muy claro de los combates desde finales de abril", indicó Bassoul, al recordar que en Idlib viven un millón de niños y que lugares como mercados, instalaciones médicas, viviendas o escuelas se han convertido en objetivos militares. "La mayoría de los niños han muerto en su casa o en las escuelas, así que lugares que deberían ser seguros para niños ya no lo son y ninguna de las partes del conflicto está protegiendo en absoluto a los civiles", añadió.