En un evidente salto espacial, la torre Eiffel yace contigua al Puente de Manhattan, mientras las lustrosas ventanas del Louvre reflejan calles neoyorkinas, y la icónica pirámide del museo se inmiscuye entre los pilares del arco de Washington Square. La ciudad que nunca duerme se ha fundido con la ciudad de las luces gracias al imaginario –y la cuidadosa edición– de los fotógrafos Loïc Remy, de París, y Carla de la Matta, de Nueva York, cuyo colaborativo proyecto  trasciende fronteras para crear una tercera, superadora, abstracta, surrealista urbe. “Más que una fantasía, un fantasma”, dirá la dupla, que persigue cierto sentido quimérico, irreal, y aclara haberse guiado “más por formas y sensaciones que por resultados efectivos”. Aunque efectivas resultan todas y cada una de las sobrepuestas fotografías por ellos pergeñadas. “Ninguna imagen es instantánea; todas son composiciones que luego hemos superpuesto, algunas con múltiples ángulos de la misma vista, otras con distintos tiempos de exposición”, devela el Remy sobre Phantasma, la fantasmagórica serie en cuestión, que según los creadores, “se encuentra cruzando el océano Atlántico”. Se encuentra además en detalles arquitectónicos de sendas metrópolis, que se amalgaman con llamativa fluidez a pesar de sus particularísimas particularidades. Y en un inquietante puntapié inicial que, acorde al galo Loïc, podría resumirse de sucinto modo: “El ‘espectro’ de Nueva York me ronda, del mismo modo que el de París persigue, atosiga a Carla”. Para exorcizarlo, Phantasma, piel de cemento y acero, gallina.