Las funciones de galas coreográficas que el Ballet Estable del Teatro Argentino iba a comenzar el jueves en la sala Piazzolla, y que se repetirían el martes y miércoles de la semana próxima, fueron suspendidas. Fue debido a una retención de tareas de integrantes de la sección termomecánica, que impidió el encendido de la calefacción. Se trataba del estreno del primer programa del año y la suspensión ocurrió media hora antes del inicio de la función, con el público ya presente y los intérpretes preparados. Desde hace tres años, el Ballet se encuentra trabajando en “condiciones mínimas” y, de hecho, hace diez meses que no sale a escena.

El problema con la calefacción del teatro platense --en refacción desde 2017-- se arrastra desde hace tres años, según informó Anabella Gatto, delegada del Ballet, a este diario. Meses atrás, la dirección alquiló equipos externos. Y parte de la caldera ha sido reparada. La medida de fuerza del área de termomecánica --en reclamo del aumento de la planta permanente, entre otros motivos gremiales-- la dejó inactiva. “Las dimensiones del edificio hacen que con tan sólo pocas horas sin calefacción, las temperaturas bajas se sientan rápidamente”, resaltan los trabajadores del Ballet en una carta dirigida al público.
Si bien el escenario de la sala Piazzolla estaba calefaccionado, los camarines y los pasillos no. Como respuesta ante el reclamo de los bailarines, las autoridades colocaron dos estufas hogareñas que resultaron insuficientes. La dirección del teatro, a cargo de Martín Bauer, levantó la fecha del estreno y las funciones programadas hasta el miércoles 31, día en que los trabajadores de termomecánica tienen previsto levantar su medida de fuerza.
Un comunicado de los bailarines menciona, también, otro tipo de conflictos. “Estamos sin nuestra sala principal, con su respectivo piso apropiado para nuestra actividad. Por lo que hoy estamos bailando en una sala de cámara en detrimento de nuestra actividad artística, sin orquesta ni escenografía”. También protestan porque, desde febrero, no reciben indumentaria de trabajo ni el calzado “indispensable” para su actividad.
Sin siquiera las zapatillas de punta necesarias para hacer funciones, el Ballet no se presenta desde hace diez meses. “Después de tanto tiempo nos cansamos y decidimos hacer un programa con media punta. Las autoridades no querían hacerlo. Fue una negociación y finalmente dijeron que sí”, relató la delegada. Llegó el día. Los bailarines ya habían hecho el precalentamiento, estaban maquillados, peinados y con tocados colocados, pero tuvieron que volverse a sus casas. Igual que el público. Las autoridades no hicieron declaraciones. El Facebook del teatro informa que “por razones de índole gremial, ajenas al cuerpo de baile” las funciones mencionadas quedaron suspendidas.
“Fue terrible. Sentimos bronca porque los compañeros hagan una medida de fuerza y nos levanten la función. Las autoridades no deberían permitirlo. Nos dijeron que hasta la semana que viene nos mandaban a nuestras casas, y recién ahí nos avisan qué pasa”, expresó la dirigente. “Es una tomada de pelo constante. La gente está cansada de no poder trabajar. Lo de ayer fue el colmo. Mis compañeros se fueron llorando. Tratamos de salir a bailar, y cuando lo logramos, nos levantan la función el mismo día. Fue un golpe bajo muy feo.”
El Ballet trabaja hace tres años en “condiciones mínimas”, agrega el texto dirigido a los espectadores. “Con el teatro en obra, podrían haber programado en otros espacios, pero no lo hicieron. Igual, tampoco teníamos la indumentaria… Si no es la calefacción es el aire, si no es el aire no hay zapatillas. Es un caos general”, agregó la delegada.
La institución experimenta una grave situación que excede este conflicto puntual y que viene desatando movilizaciones en sus puertas. El viernes hubo otro abrazo simbólico. El Argentino se encuentra parcialmente cerrado por refacciones desde mediados de 2017, sin avances significativos en las obras. La producción artística mermó en un 70 por ciento en relación a años anteriores, y no se llama a concurso para la cobertura de puestos técnicos ni artísticos, entre otros problemas.