A los dos meses de haber conocido a su hermana biológica, en 2016 Alejandra Ferreño se enteró por teléfono que Daiana estaba muerta. Ayer, con 23 años, le tocó declarar en el juicio por el femicidio en el que Walter Gómez está sentado en el banquillo de acusados. "Yo fui adoptada, ella era mi hermana mayor. La conocí dos meses antes de que falleciera porque la busqué, como a toda mi familia. Entablamos una relación muy fuerte. Hablábamos casi todos los días, teníamos que ponernos al tanto de un montón de cosas", relató la joven. "Un día que estábamos tomando un café con una amiga, Daiana nos dijo que si le pasaba algo, recordemos que había sido él. No me lo tomé tan en serio", lamentó. Ahora reclama "que se lo condene por femicidio, porque la violentó a ella y a los chicos reiteradas veces. Lo que no esperaba es que yo aparezca", dijo a Rosario/12 después de testimoniar. 

El juicio por el femicidio de Daiana Armanino, que estaba embarazada de 16 semanas y tenía tres hijos pequeños, comenzó anteayer con el pedido de prisión perpetua de parte del fiscal Luis Schiappa Pietra para Gómez. Cuando ocurrió el hecho, el acusado y su familia hablaron de un suicidio, pero esa versión quedó desdibujada desde el inicio de la investigación. En la jornada de ayer desfilaron varios testigos que dieron cuenta de por qué no cerraba esa versión. La médica forense María Soplán dijo que el caso "no tenía las características de un suicidio".

El testimonio más esperado fue el de Alejandra. "Conocí a Daiana y a su familia dos meses antes. Ella vivía con Walter y con los chicos en la casa de él. Se veía como una relación buena, pero yo veía cosas que no me gustaban. Quizás por cuidarla a ella, veía malos tratos, que eran menores, pero los eran. Era muy posesivo. Recuerdo una vez que estábamos con mi novio y él le dijo a Walter que se porte bien con Daiana porque ahora me tenía a mí y tenía adónde irse si necesitaba algo, y el respondió que antes de que se vaya la mataba".

La mujer recordó otro episodio en el que estaban en la casa de Daiana y Walter las llevó a una farmacia. "Estábamos en el auto, yo iba atrás, y él sacó un arma de la cintura, la mostró y le dijo a ella '¿se asustará tu hermanita con esto?', y la guardó en la guantera". También recordó que el acusado "sacó un porro y le ofreció a Daiana, que estaba embarazada. Me pareció que él no la cuidaba, que no era un buen tipo". De ahí se fueron a la casa de Alejandra. "Mi pareja había cocinado y cuando llegamos Walter se fue con amigos. Volvió tipo 12. No comió y estaba alterado, eufórico, le decía que la amaba, que nunca se iba a separar de ella. Me pareció que estaba drogado. Al otro día encontré un precinto en el inodoro, de los que se usan para cerrar bolsas de cocaína. Le mandé un mensaje a Walter porque me enojé. Le dije que eso en mi casa no se hacía y que esperaba que Daiana no estuviera consumiendo".

La joven relató que siempre que se quería contactar con su hermana tenía que escribirle o llamarla al teléfono de Walter, porque ella no tenía. "Le mandé un mensaje a él para hablar con ella. Le expliqué la situación y ella me dijo que él borró el mensaje que yo mandé. Fue la última vez que hablé con ella", señaló.

Sobre el día del hecho, la joven dijo que la niña contó que la discusión empezó porque uno de sus hermanitos perdió una tijera -la defensa habló de una contradicción y dijo que fue por un celular-. "La nena siempre dio a entender que él la había matado, porque ella dijo que espió desde su pieza".