Los memoriosos pueden ponerse nostálgicos con las cosas más insólitas, como las viejas pizzerías del oeste porteño. Estos eran lugares con una estética definida, única, palacios azulejados con grandes vidrieras y mostradores en los que se hablaba un código de “al corte” o “con faina”. Otra curiosidad eran los platos de acero estampado y las servilletas de papel durísimo, de envolver, cortado a cuchillo que si no te cuidabas cortaban los labios. La sorpresa es que esos lugares todavía existen, aunque son una especie en extinción.
Que es lo que le acaba de ocurrir a la famosa pizzería La Universal, de Rivadavia 8816, que el lunes apareció cerrada con candado, sin aviso. Esta pizzería en particular era mucho más que un lugar para ir a comer porque desde hacía tantísimos años era un referente, un lugar de reuniones y encuentros, un número puesto para pasar y ver a alguien conocido. El local no era grande ni llamativo, pero hasta hacía pocos años tenía la distinción de usar un horno de leña y no de gas.
Lo que caracteriza a La Universal es una inesperada conexión con el rock. Todos se acuerdan de cuando un inglés jovato y simpático llamado Joe Cocker se apareció a probar la pizza local (le gustó) y por supuesto Memphis La Blusera la puso en su famoso tema Moscato, pizza y fainá, una canción sobre cómo terminan las noches que tiene como geografía esta pizzería.
Los dueños no sueltan prenda sobre cómo sigue la historia, aunque le comentaron a los vecinos que la pizzería es “una etapa terminada”. El asunto es que estos vecinos son los mismos que hicieron una lucha espectacular para salvar su cine Gran Rivadavia, a metros de La Universal, y lo lograron. Con lo que ahora están lamentando que este local no esté en la lista de Bares Notables pero señalan que si estuvo mencionado en el libro sobre el tema que publicó el mismo gobierno porteño. Ya hay un grupo de Facebook, y ya hay un germen de organización.