Nicolás Caputo, hombre de negocios, uno de los principales contratistas de obra de la Ciudad desde hace doce años y bien rankeado a nivel nacional desde 2016, ya funcionaba como un fuerte lobista de negocios de empresas de Singapur en Argentina hasta 2018. Pero en el primer día hábil del 2019, después de haber pasado la noche de fin de año en el country Cumelén con su amigo de la vida Mauricio Macri y familia, recibió la noticia de que había sido formalmente confirmado como cónsul de Argentina en Singapur.
Aun sin contar con ese nombramiento oficial, Caputo ya había participado de la reunión bilateral entre Macri y el primer ministro de Singapur, Lee Hsieng Loong, en Buenos Aires durante la visita a propósito de la Cumbre del G20. En dicha oportunidad, el funcionario visitante invitó a Macri a visitar Singapur en 2019, al tiempo que Macri le mencionó al visitante el interés argentino en que la operadora portuaria PSA participara de la licitación prevista para ese año en Buenos Aires. No hablaba en el aire, sino que reflejaba el resultado de las conversaciones que, en los días previos, había mantenido Nicky Caputo con las autoridades de PSA en Singapur, acerca de las condiciones de esa licitación y el rol que podría jugar la empresa.
La constructora Caputo participó en centenares de obras de gran envergadura, tanto en el país como en territorios vecinos. Puerto Madero lo tuvo como asiduo participante casi desde su origen: intervino en la restauración del Dock 12 para la Universidad Católica, construyó el complejo El Mirador (tres torres de 24 pisos, entre las primeras que se elevaron en ese espacio de la ciudad); participó en la obra del Parque Mujeres Argentinas y en el Complejo Madero Plaza. Pero en esta relación entre negocios y política, lo más trascendente es su relación personal con Mauricio Macri. Amigos íntimos desde su época de estudiantes, su relación se consolidó ya de adultos al punto de convertirse en “mano derecha en los negocios de Mauricio”, según lo describen los más cercanos. Así fue en su etapa como presidente de Boca, y más aún cuando empezó a transitar en territorio político.
Aunque su fase más curiosa viene dada por su relación con Singapur, ciudad estado con un enorme poderío financiero mundial pero, hasta hace poco, con escasísima presencia en Sudamérica. El 10 de marzo de 2017, el “hermano de la vida” de Mauricio fue designado cónsul de Singapur en Argentina, “encargado de fomentar la relación de negocios” entre ambos países, según comunicó el ministerio de Relaciones Exteriores del país asiático. Dos años después, el 2 de enero de 2019, obtenía el cargo equivalente otorgado por el gobierno de Macri: cónsul argentino ante Singapur. Un puente de dos manos, en el cual Nicky maneja ambas. Eso es saber de obras en beneficio propio, de ida y de vuelta.
Nota publicada originalmente el 25 de septiembre de 2019