Los seguidores del presidente Donald Trump quieren que "regrese" a Somalia, donde nació, y los dirigentes tradicionales demócratas la encuentran demasiado radical: Ilhan Omar encarna una nueva generación de parlamentarios progresistas estadounidenses.
Se convirtió en la primera musulmana que lleva velo en el Congreso, al ser elegida en para la Cámara de Representantes en noviembre de 2018. "Estoy convencida de que es un fascista", dijo en referencia a Trump. “Quiere silenciar el debate democrático y las diferencias de opinión".
Durante un reciente acto en Carolina del Norte, la multitud gritó "devuélvanla" cuando Trump dijo su nombre. Desde ese momento el presidente la acusa de detestar a Estados Unidos y la invitó a irse del país si no está contenta.
"Vamos a seguir siendo una pesadilla para este presidente, porque sus políticas son una pesadilla para nosotros", dijo a través de un megáfono entre gritos de apoyo. A los 37 años, Omar encarna la visión de muchos demócratas estadounidenses y simboliza el sueño americano de una gran cantidad de inmigrantes.
Nacida en Somalia en 1981, huyó de la guerra junto a su familia cuando era una niña y pasó cuatro años en un campo de refugiados en Kenia. Llegó a Estados Unidos con 12 años y su familia se instaló en Minnesota, ciudad industrial del norte del país, donde se asienta una importante comunidad somalí.
Militante de una poderosa asociación de defensa de los derechos de los negros (NAACP), fue elegida para el Parlamento de Minnesota en 2016. Dos años después dio el gran salto: llegó al Congreso de la nación con el 78% de los votos.
Allí forma parte del ala progresista del partido Demócrata que aboga por una educación gratuita, denuncia la discriminación racial del sistema judicial y se opone a la restrictiva política migratoria de la administración Trump. Omar militó con énfasis por la abolición del veto migratorio que el presidente impuso contra personas de países de mayoría musulmana, como Libia, Irán, Somalia, Siria y Yemen.
Si bien no hay datos oficiales, según estudios del “Pew Research Center” se estima que en 3.500.000 la cantidad de musulmanes en el país norteamericano. La llegada de Trump a la presidencia significó un gran retroceso para las minorías étnicas, religiosas y migrantes.
“Volvimos a los discursos del odio”, dice en diálogo con Página12, Wilfredro Ruiz, Director de Comunicaciones del Consejo de Relaciones Americano-Islámicas (CIAR) con sede en Florida. “En las elecciones presidenciales Trump nos mostró como una amenaza para la sociedad. Eso fue un duro golpe ya que después del 11 de septiembre trabajamos activamente para reconstruir la integración. Cuando estábamos en el pico más alto de ese proceso, llega Trump y vuelve a estereotiparnos”, afirma Ruiz.
“Una vez terminada las elecciones, pensamos que la intensidad de sus ataques iban a disminuir, pero ocurrió todo lo contrario. Trump se presenta como el encargado de defender a los Estados Unidos, y a nosotros, como una amenaza”, dice Ruiz.
Y agrega con énfasis: “La congresista Omar representa la voz vibrante de una comunidad que quiere hablar. Por eso Trump elige atacarla. Mujer, inmigrante y musulmana. Es la antítesis del ala dura de su gobierno”.
Omar se vio en el ojo de la tormenta en febrero por apoyar la campaña internacional de boicot a Israel, que algunos partidarios del estado judío equiparan a una forma de antisemitismo.
El presidente estadounidense la acusó en abril de minimizar la responsabilidad del grupo Al Qaida en los atentados del 11 de septiembre. Desde su cuenta de Twitter publicó un extracto de un discurso en el que la congresista critica que los derechos de todos los musulmanes fueron menoscabados después de este atentado porque "algunas personas habían hecho algo". Omar, casada y madre de tres hijos, se quejó de que las amenazas violentas que recibe se multiplicaron tras la publicación del video.
“En el último año recibimos entre 800 y 900 llamadas de ayuda de la comunidad musulmana y otras minorías, sólo en nuestra sede de Florida. Y tenemos 500 casos abiertos”, informa Wilfredo Ruiz. “La mayoría son por discriminación en el empleo, la escuela, al viajar, por el estatus inmigratorio. Queremos que la gente sepa que tiene el derecho de levantar el teléfono y pedir un abogado ante cualquier detención que intenten las fuerzas de seguridad”, afirma.
En la lucha contra Trump, Omar cuenta con el apoyo de otras tres estrellas emergentes del Partido Demócrata, también integrantes de minorías: Alexandria Ocasio-Cortez (Nueva York, de origen puertorriqueño), Ayanna Pressley (legisladora negra que representa a Massachusetts) y Rashida Tlaib (de Michigan, ascendente de palestinos y también musulmana). La prensa las llama "El Escuadrón", un apodo que aceptan con buen humor. Junto a ellas Omar criticó al gobierno republicano por las condiciones de detención de los migrantes arrestados después de cruzar ilegalmente la frontera sur.
Ilhan Omar representa el empoderamiento de las mujeres migrantes, y mientras los republicanos la critican, ella sigue dando una respuesta política a los problemas de las inmensas minorías de los Estados Unidos.
Informe: Juan Manuel Boccacci