Tras la imputación y prisión preventiva del hombre de 28 años, acusado del homicidio del peluquero, artista y activista LGTBIQ+, Marcelo Giudici, la Subsecretaría de Diversidad Sexual de la provincia impulsa el agravante por crimen de odio en la imputación. "Desde el inicio marcamos que la caratula de la causa no podía ser solamente el robo; y a partir de lo que fue la audiencia imputativa (el viernes pasado) y de ciertos datos que tiene el fiscal, el propio funcionario admite que es importante investigar la vía del componente de odio en este caso", dijo Esteban Paulón, titular del área.

Jonatan M. fue acusado el viernes pasado por homicidio doblemente agravado, por alevosía y criminis causa (para cometer un robo). El fiscal Miguel Moreno describió que el acusado usó cables para atar de pies y manos a la víctima y un elemento contundente para golpearlo en la cabeza. También había claros signos de asfixia.

La peluquería de San Juan 805, donde también vivía Giudici, estaba revuelta y faltaban desde electrodomésticos, artículos de trabajo, calzado, relojes y ropa, hasta el teléfono celular de la víctima. Según se ventiló en la audiencia, los vecinos dieron el dato de un cartonero que iba dos veces por semana a la cuadra. Hablaron también de que víctima y victimario se conocían; y dijeron haber visto la moto y el carro de M. estacionados en la puerta de la casa (donde funcionaba el salón) de Marcelo aquella noche. 

Paulón: "Si todo empezó como un robo, al comprobar la orientación sexual de Marcelo se desató una violencia mayor"

"Independientemente del presunto móvil del crimen, que fue un robo, por el tipo de violencia innecesaria que quedó evidenciada en el cuerpo de Marcelo, y porque era una persona conocida en el colectivo y abiertamente homosexual, entendemos que todos estos elementos configuran una presunción cierta de que hubo un componente de odio. Si empezó con un motivo de robo, el constatar la orientación sexual seguramente desató una mayor violencia y hostigamiento", planteó Paulón tras conocer algunos de los detalles del hecho que conmovió a principios de este mes, ya que Giudici era conocido en el ambiente artístico, por figuras locales y nacionales.

Por la forma brutal con la que se cometió el crimen, el fiscal Moreno planteó el viernes pasado que "la orientación sexual de la víctima puede haber sido un disparador". Y adelantó: "Es una cuestión que vamos a estudiar en lo que sigue de la investigación para determinar alguna calificación relacionada a esto".  

Según expresa el Código Penal, el artículo 80 tiene en cuenta como agravante el "odio de género, orientación sexual e identidad de género o su expresión", a partir de las modificaciones por la Ley 26.791, de 2012, que introdujo el inciso 4º, cuya aplicación conlleva una pena de prisión perpetua para ese tipo de crímenes.

En su informe 2018, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) planteó que "los estados deben fortalecer los servicios públicos de asistencia jurídica y garantizar que las personas LGTBI que sean víctimas de crímenes puedan tener un acceso efectivo a la justicia". Y que "la impunidad generalizada de las violaciones de derechos humanos contra las personas LGTBI fomenta su repetición y transmite el mensaje social de que la violencia hacia estas personas es tolerada y condonada. Los estados deben adoptar mecanismos eficaces para erradicar esta problemática".

El informe plantea a modo de recomendación "adoptar todas las medidas necesarias para garantizar el estándar de debida diligencia en la prevención, investigación efectiva, pronta e imparcial sanción y reparación de la discriminación contra las personas LGBTI o aquellas percibidas como tales".

Giudici tenía 61 años y el cariño de muchas personas que lo rodeaban, por su trayectoria como reconocido estilista, formador de peluqueros, activista LGTB, y artista consagrado con su personaje de "La Faraona", en shows de transformismo. El 4 de julio a la noche, su pareja llamó a la policía desde San Juan y Laprida, al no lograr que Giúdici respondiera sus llamados. El cadáver estaba detrás de una puerta, maniatado y golpeado.