En enero el stock de plazos fijos era de 1,9 billones de pesos, mientras que seis meses después, con tasas de interés de hasta 50 por ciento anual y una cierta estabilidad cambiaria, el volumen de colocaciones continúa siendo el mismo de entonces. Incluso es inferior en 5500 millones de pesos, según cifras del Banco Central. Esto se debe a la desconfianza de inversores internacionales y de pequeños ahorristas sobre el actual esquema económico, visión que no puede ser revertida por los rendimientos que ofrecen actualmente los bancos. “No hay evidencia de que el aumento de las tasas haya desestimulado la formación de activos externos. El stock de plazos fijos a lo largo de 2019 muestra una notable estabilidad, con tendencia al estancamiento nominal”, señala un informe de Proyecto Económico, que dirige la economista Fernanda Vallejos. El documento compara además el monto actual respecto del stock que debería registrarse si los ahorristas hubieran renovado sus plazos fijos con los intereses incluidos. Eso da una diferencia de 213.348 millones de pesos, los cuales, asegura el informe, se fueron a nutrir la demanda de dólares.
Pese a la estabilidad en el precio del dólar de las últimas semanas y las exorbitantes tasas de interés que ofrece la banca a los ahorristas, la decisión continúa siendo quedarse con el billete verde, lo que redunda en una importante fuga de capitales. En junio el dólar exhibió una retracción de 5,7 por ciento al público, de 44,87 a 42,45 pesos de principio a fin de mes. En tanto, los bancos ofrecieron por sus plazos fijos entre 45 y 50 por ciento de tasa anual para plazos fijos de 100 mil pesos a 30 días, según el BCRA. Esos rendimientos buscan que los usuarios opten por el peso y no por el dólar. Además ofrece un piso de rentabilidad a especuladores que quieran subirse a la bicicleta financiera que ofrece ese diferencial de tasas.
Sin embargo, la formación de activos externos de los argentinos alcanzó en junio a los 1349 millones de dólares. “Los dólares necesarios para estabilizar la cotización se originaron esencialmente en dos fuentes: una reducción de 33 por ciento de las importaciones respecto a junio del 2018 (1206 millones menos), resultante del derrumbe de la actividad económica, y la venta de los dólares en el mercado provenientes de la deuda externa contraída por el gobierno con el Fondo Monetario”, señala el informe de la entidad. La fuga de capitales acumulada desde la asunción de Cambiemos alcanza así los 72.234 millones de dólares, con un resultado negativo de cuenta corriente acumulado de 42.784 millones, financiado con deuda en dólares.
Entre especuladores y compradores domésticos se fugaron capitales en junio a un ritmo de 145 millones de dólares por cada día hábil. “Las necesidades de financiamiento para cubrir un programa de medicamentos gratuitos para los adultos mayores en Argentina ascienden a 450 millones anuales, al tipo de cambio actual. Es decir, con el equivalente a tres días de fuga de junio podría financiarse la cobertura anual de medicamentos gratis para todos los jubilados y jubiladas del país”, destaca el informe de Proyecto Económico.
La tendencia no se suaviza con la política de altas tasas de interés. Por el contrario, los actuales niveles son percibidos como luces de alerta de que la situación es caótica y requiere de parches o medidas extremas para contener sus efectos. En junio hubo 1.280.000 personas físicas que compraron dólares, casi el doble de las 647.000 que adquirieron divisas en igual mes de 2016 (tras la salida del cepo). “La tendencia creciente a la dolarización por parte de los argentinos con capacidad de ahorro invita a pensar que los marcos institucionales (liberalización del mercado de cambios, volatilidad cambiaria y de tasas) modelan comportamientos y son capaces de modificar comportamientos individuales de forma masiva”, agrega el informe, que insiste en que las altas tasas no redundaron en menor demanda de moneda extranjera.
El documento realiza una simulación en la que el ahorrista no retira la ganancia del plazo fijo y la deja en la cuenta para que se recapitalice a los actuales niveles de tasas. Esa capitalización (volver a realizar un plazo fijo con el monto original y la ganancia), sin contar ingreso de nuevos plazos fijos, debería redundar en un stock estimado de 2,2 billones de pesos. “La diferencia es abrumadora: 213.348 millones de pesos o 5405 millones de dólares”, advierte el equipo que conduce Vallejos. “La política monetaria híper contractiva impresiona como poco efectiva para atraer nuevas colocaciones en pesos, mientras inyecta en el mercado pesos que potencialmente podrían presionar aún más sobre el tipo de cambio a futuro”, concluye.