Cuatro payasos se ven obligados a llevar adelante una tarea para la que no parecen preparados en absoluto: representar el drama Fausto, de Wolfgang Goethe. No lo esperaban, no saben cómo ni por qué les cayó encima la tarea. La cuestión es que de buenas a primeras un germánico presentador (Claudio Da Passano) comienza a repartir los papeles. A partir de entonces no sólo se van sumando situaciones desopilantes, también aparecen parodiados el Fausto Criollo de Estanislao del Campo, y la ópera de Charles Gounod. Y mientras entran y salen personajes (¡algunos, de la obra equivocada!) cobran brillo el teatro y el clown, como artes capaces de abrir un instante de felicidad.

La Tragikamedia de El Dr. Fausto (así se llama la obra de La Banda de La Risa) es verdaderamente un espectáculo para toda la familia: suenan las carcajadas de los nenes más pequeños con los gags payasescos, y las de los adultos, con los guiños que les van dedicados. Y también las de los nenes un poco más grandes, que salen del teatro preguntando por el dramón de Fausto, mientras recuerdan escenas y se siguen riendo.

La Banda de la Risa es en sí misma todo un clásico del teatro y el clown argentinos, con treinta años de trayectoria. También este espectáculo, de los primeros que estrenaron, y de los que más repercusión tuvo. Ahora el grupo y el Dr. Fausto vuelven con la mayoría del elenco original: Marcos “Bicho” Gómez, Gabriel Rovito, Claudio Da Passano, Cristina Fridman, y Soledad Argañaraz, que se suma al mismo nivel de calidad y con el mismo traje de arlequina (la integrante histórica era Diana Lamas). Desde la dirección, también vuelve Claudio Gallardou.

Con los pocos elementos de vestuario y escenografía que encuentran guardados en algún viejo baúl, los payasos de La Banda van asumiendo distintos personajes, y van armando las escenas. Son escasos los recursos de producción con los que cuentan, pero muchas las herramientas poéticas y cómicas de las que echan mano. Y así logran contar lo que pasó cuando el Dr. Fausto le vendió su alma al diablísimo Mefistófeles (¡qué trágico!), cuando se enamoró de Margarita (¡qué romántico!), cuando apareció en medio del drama una actriz disfrazada de burro para la audición de Playero y yo (¡qué disparate!). 

El gag, la cachetada, la repetición, siguen funcionando como elementos básicos y simples de la comicidad de los payasos, y resultan en sí mismos toda una evocación, o un homenaje, a un modo de hacer reír. El personaje travestido provocando gracia por su sola aparición (es a Bicho Gómez a quien le toca hacer de Margarita, y quien se queja reiteradamente por eso), o las equivocaciones que terminan con besos entre personajes varones, también se entienden, vistos hoy, como recursos con marca de (otra) época.

La Banda de la Risa surgió a mediados de los 80, en plena primavera democrática, y fue toda una respuesta artística tras la asfixia de la dictadura cívico militar eclesiástica, en este caso, desde el arte del clown. Reivindicando el circo criollo, la poesía gauchesca, el sainete rioplatense, el teatro de variedades, la comedia del arte, aparecieron con un objetivo tan simple y tan profundo como el de hacer reír a la gente. Brillaron con espectáculos como este y con Homenaje al circo, La comedia es finita, Arlequino, o su versión de Caperucita, entre otros. Con el tiempo discontinuaron sus presentaciones como grupo, cada uno fue siguiendo sus carreras. Y ahora La Banda de la Risa vuelve a reunirse, en este contexto. Toda una respuesta artística.

El Dr. Fausto
Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857.
En vacaciones, todos los días a las 15.
Entradas: $ 400. Hay promociones.