El histórico Grupo de Titiriteros del Teatro San Martín que dirige Adelaida Mangani sigue desarrollando su arte, hecho de variadas técnicas y de una gran despliegue de intérpretes, muñecos, objetos, recursos. Ahora se mete con la épica de Homero y con Ulises y Penélope, poniendo el foco en la historia de amor inquebrantable entre ellos. Pero también en lo que pasa cuando las guerras no tienen fin, o cuando unos dioses caprichosos se empeñan en dejar a la deriva -o finalmente darles una ayudita, según sea su ánimo- a los humanos que andan por ahí abajo. Con autoría y dirección de Gabriela Marges, la obra sigue hasta el último domingo de vacaciones en el teatro Regio. 

"Será tu nave una pluma en el viento. Una roca en el fondo del mar", le dice Poseidón (aquí se toma el nombre de la mitología romana, Neptuno) al pequeño (visto desde la óptica de un dios) Ulises, furioso porque el héroe griego le sacó el único ojo que tenía a su hijo Polifemo, el más famoso de los cíclopes. Es que Ulises tiene una característica tan humana: es astuto, puede urdir planes, ir en busca de su destino. Así que, como castigo, el enojado dios lo deja simplemente dando vueltas por el mar, a merced de todos los peligros, durante años. Muchos. 

Veinte años le lleva a Ulises, entre la guerra y el mar, volver a su amada patria, Itaca, la isla que se recorre en un suspiro. Allí lo espera todavía Penélope, quien durante estos largos años ha resistido la ausencia, tejiendo. Y quien, también humana, también astuta, ha sido capaz de tejer planes, engañando a los otros guerreros que la pretenden de esposa para quedarse con el trono.     

Por suerte en el cielo y en el mar divinos, además de dioses irascibles y déspotas como Zeus y Neptuno -capaces de definir la suerte de Ulises para poder seguir con su partida de dados- también hay diosas buenas como Minerva, la Diosa de la Sabiduría, que todo el tiempo anda por ahí para darle una manito a Ulises. En el medio se cuenta la famosa historia del Caballo de Troya (con un simpático recurso), o de las sirenas que quisieron (y no lograron) encantar a Ulises en su travesía. 

Inspirado en La Odisea de Homero y en la ópera El regreso de Ulises a la Patria de Monteverdi, este poema épico para teatro de títeres se destaca por la multiplicidad de técnicas y la gran cantidad de intérpretes que pone en escena. Hay momentos de teatro negro, también teatro de sombras. Los clásicos y más vistos títeres de mesa o varilla, o las marionetas; también otras técnicas como la que muestra un pequeño títere con la cabeza y los gestos del intérprete, creando un efecto muy gracioso. 

Sorprende la cantidad de elementos, intérpretes, recursos que intervienen en la obra. Justamente la difícil coordinación entre tanto que tiene encima la puesta, es la que vuelve algo confusos algunos pasajes en los que suceden varias cosas a la vez, entran y salen personajes. Son de todos modos detalles mínimos en una propuesta que se valora doblemente en los tiempos que corren: oferta de excelencia y precios populares. 

Quedan pocos días para verla en el Teatro Regio, hasta el fin de las vacaciones. A partir del 31 de agosto, pasará a los mediodías del Teatro de la Ribera, en La Boca. Por su contenido es ideal para chicos y chicas a partir de unos 6 ó 7 años. Y para adolescentes, jóvenes y adultos, es toda una oportunidad para descubrir o recrear la historia que alguna vez contó Homero. Y de ir al teatro a que les cuenten una historia de amor. 

 

Ulises y Penélope
Teatro Regio, Av. Córdoba 6056.
Hasta el domingo 4 de agosto, las 15.
Entradas: $ 180.