25 x 212
“Nuestro proyecto aborda fundamentalmente la belleza de los pájaros que nos sobrevuelan, perceptible para aquellos que se detienen a observar con atención. La intensidad y la variedad de colores, la relación entre ellos, así como su disposición, hacen que el plumaje de cada ave sea único y característico. Lo único que las personas tienen que hacer es sentarse, mirar y disfrutar; la madre naturaleza hace el resto”, dicen los miembros de Studio 212 Fahrenheit, agencia holandesa de diseño, al presentar Blocbirds, una propuesta arty que suma premios y menciones (de, por ejemplo, los European Design Award y los DNA Paris Awards). Se trata, en resumidas cuentas, de 25 ilustraciones que rinden expreso homenaje a 25 especies aviares europeas, desde un abordaje un plumín diferente, claro que sí. Y es que, para representar cada pajarillo, el estudio se decantó por una aproximación ciento por ciento abstracta, geométrica; “con precisión matemática”, en palabras de sus creadores, team liderado por Albert Buring y Paul Mulder. Cada pieza fue realizada a base de cuadros y rayas, deconstruyendo al extremo cada petirrojo, picogordo, arrendajo, picapinos, grajilla, herrerillo, martín pescador, jilguero, gorrión, y así… “Tratamos de encontrar la composición perfecta, amén de dar con el tono, el valor y la saturación correctas, para así lograr que las aves sean aún reconocibles”, explican los 212 Fahrenheit, que venden láminas de sus Blocbirds vía web, destinando parte de los ingresos a Vogelbescherming Nederland, organización que protege a las aves y a sus hábitats naturales, tanto en Países Bajos como en el resto del mundo. Abstracción en pos de preservación, en fin.
El roble tuitero
En estos tiempos hiperconectados, ¡hasta los árboles están tuiteando! O más bien, un árbol en particular: un longevo Quercus rubra, o roble rojo americano, de más de un siglo de edad y 25 metros de altura, situado en los bosques de Massachusetts. En la Harvard Forest, en honor a la precisión, laboratorio de investigación al aire libre, propiedad de la universidad de Harvard. “¡Hola, mundo! Soy uno de los organismos vivos más antiguos de Internet. Síganme para aprender más sobre mi vida en este clima cambiante”, se presentaba en la red del pajarito el mentado ejemplar vegetal, que inauguró cuenta (@AWitnessTree) hace apenas unas semanas. Ayuda humana mediante, sobra la aclaración. La de un equipo de científicos dirigido por el becario posdoctoral Tim Rademacher, que equiparon al árbol con ¡cantidad de sensores! Sensores que “alimentan” con data a un bot especialmente diseñado para traducir la info que regularmente se recaba y tuitearla en primera persona al resto del mundo. Uno, por caso, mide el flujo de savia, ayudando a los investigadores a comprender cómo responde el ejemplar a la sequía… “Estos últimos días han sido extremadamente calurosos para julio ¿Cuándo terminará esta ola de calor?”, protestaba el agobiado Quercus rubra el pasado 21 de julio. “Este año, mi tronco ha crecido aproximadamente 1.5 mm de diámetro. A mediados del verano, mi crecimiento comienza a disminuir”, ofrecía unos días después. “Puede que sea un roble promedio, pero sí que ocupo espacio: mi superficie total –sin siquiera incluir mis raíces- es de 437 metros cuadrados, ¡más grande que una pantalla IMAX!”, anotaba el muy dado, muy amistoso arbolito en esta suerte de “diario personal online”. Que, acorde a Rademacher, tiene por meta conectar a las personas con lo que sucede a su alrededor, con la naturaleza, durante esta crisis climática que reina. En este caso en particular, dando la palabra a una de sus víctimas mudas, “de modo tan accesible que cualquiera, sin conocimiento específico, pueda comprender lo que le está pasando cotidianamente”.
Cien reptan por el arte
Empilchado con traje y corbata, sosteniendo con dificultad una macetita, se arrastró por el East Village de Manhattan en 1991, hasta ser detenido por un confundidísimo policía que lo obligó a pararse, interrumpiendo así su performance Tompkins Square Crawl. Diez años después, la que acaso sea su pieza más importante, The Great White Way, que lo tuvo disfrazado de Superman con una patineta sobre la espalda, haciendo un tramo de 35 kilómetros a rastras, desde la Estatua de la Libertad hasta el Bronx. Ni las primeras ni las únicas: el afronorteamericano Pope.L (New Jersey, 1955) es famoso por arrastrarse por Estados Unidos, especialmente Nueva York, desde los 70s hasta la actualidad. Con la intención, según explicaba añitos atrás The New York Times, de renunciar a la propia verticalidad en una ciudad agresivamente vertical, para sentir y expresar algo de la vulnerabilidad que experimentan las personas sin techo. Algo que volverá a hacer en venideras fechas, en apenas 2 meses, para su performance Conquest, que trae consigo cierta novedad: para la ocasión próxima, avanzará lenta y dolorosamente el señor, dándose lastimoso envión con rodillas y codos, en compañía de más de 100 personas, en la que será su pieza grupal más multitudinaria al día. Claro que fichar a más de un centenar de humanos para reptar gratarola el 21 de septiembre por las sucias calles de NY requiere de algunas semanitas: por eso, los voluntarios que quieran arrastrarse con el reputado artista de 64 pirulos (que por las mismas fechas presentará piezas en el Museum of Modern Art y en el Whitney Museum of American Art) ya pueden suscribirse vía Public Art Fund, una organización sin fines de lucro. La convocatoria está abierta a todo mundo, sí, pero Pope.L seleccionará a los participantes buscando reflejar la diversidad de la ciudad respecto a edad, raza, género, antecedentes socioeconómicos… “Arrastrarse es, en sí mismo, un viaje absurdo hacia una meta incierta. Las crudas dificultades físicas de la travesía sugieren falta de vivienda y pérdida de esperanza y estatus, pero tiene lugar en un entorno de lujo rodeado de árboles, donde la riqueza, la velocidad y la verticalidad son lo más importante”, ofreció Pope.L, develando además la ruta propuesta, en uno de los barrios más históricos de Manhattan (arrancarán en el West Village, se dirigirán hacia el Washington Square, terminarán en Union Square). “¿Es Conquest una comedia de errores, es un asunto de negocios o es un espejo crítico sostenido por ese gran pasado estadounidense llamado éxito?”, interrogó el propio artista que busca cuestionar la dinámica de poder, los privilegios y la representación cultural de la ciudad. A rastras, dicho está.