El líder de las FARC, Rodrigo Londoño, conocido en su época de combatiente como "Timochenko", considera que un sector del poder económico en Colombia bloquea la paz a la que él condujo a la guerrilla, ahora convertido en un partido político bajo la misma sigla.
Tres años después de la firma del acuerdo de paz, Londoño destaca de ese periodo, en una entrevista con EFE, que fue un "error político" presentarse a las elecciones legislativas de 2018, en las que su partido, la Fuerza Alternativa Revolucionaria de Colombia (FARC), cosechó apenas 55.000 votos. También lamenta que Luciano Marín Arango, alias "Iván Márquez" y Seuxis Pausias Hernández, alias "Jesús Santrich", quedaran fuera "de la construcción de la paz" y se encuentren en paradero desconocido.
--En la firma del acuerdo de paz el 24 de noviembre de 2016 usted dijo: "Que la palabra sea la única arma de los colombianos" ¿Qué balance hace del cambio de las botas por los votos?
--El balance es bien complejo, porque tiene su parte positiva, logramos terminar un conflicto que llevaba más de 50 años; desafortunadamente, no logramos la paz completa; y desafortunadamente, todavía queda un sector de la clase dirigente de este país que quiere impedir que la palabra se escuche, que hace oídos sordos a la palabra y que todavía quiere usar la violencia como la forma de dirimir conflictos, y la violencia como un instrumento de la política en Colombia.
--¿Qué cree que mueve a ese sector que está en contra el proceso de paz?
--El poder económico.
--¿El poder económico no quiere la paz de Colombia?
--No todo, un sector porque no es todo el sector, toda la clase económica y dirigente del país. Gracias a que un sector de la clase dirigente abrió las compuertas, abrió ese espacio para llegar al acuerdo que llegamos. Hicimos varios intentos y fue en el de (el expresidente Juan Manuel) Santos en que lo logramos. Antes no, porque ese sector nunca había abierto la compuerta. Esta vez la abrieron pero quedó un pequeño sector que no quiso, que se quiere mantener ahí porque los acuerdos son la letra pero también el espíritu. Hay que entender el espíritu que acompaña a esa letra y que ese sector no ha querido asimilar. La pregunta que me hago es: ¿el presidente (Iván) Duque y su partido habrán estudiado estos acuerdos, los habrán estudiado en su letra y en su espíritu? Porque a estos acuerdos los acompañó un espíritu. Fue un pulso muy duro con ese sector de la clase dirigente que asumió y que dio esa apertura, esa posibilidad.
--El acuerdo se hizo con el ex presidente Santos. Hoy hay un presidente de un signo muy distinto, ¿confía en el presidente Duque para llevar adelante la paz?
--El problema con el presidente Duque es que está representando un partido que ha levantado las banderas de ese sector que se opone a los acuerdos, que se opone a la reconciliación sobre la base de lo que acordamos en La Habana: sobre la verdad, la justicia la reparación y la no repetición. A eso le tiene mucho miedo. Desde el principio he dicho que es el presidente de los colombianos, él ya no puede ser el presidente de un partido político, él tiene que recoger el sentir de los colombianos y espero que reflexione y no siga en ese camino al que lo están conduciendo los sectores más poderosos de ese partido.
--Dicho de otro modo, espera que el presidente Duque haga un cambio de 180 grados con respecto a la paz.
--Que recoja el clamor de la gente, que asuma un acuerdo que hizo un grupo insurgente como las FARC con el Estado colombiano. Un acuerdo que ya no es de las FARC, que la mayoría de los colombianos han asumido como suyo. La reflexión que debería hacer él es que en ese acuerdo están las bases mínimas para que comencemos a construir la Colombia que cada uno piensa, pero en paz, sin la violencia.
--¿Cómo ha observado la respuesta de la ciudadanía frente a sus propuestas en la política legal, esperaban más apoyo? Por ejemplo, en las elecciones al Senado obtuvieron unos 55.000 votos.
--Lo primero, fue un error nuestro político habernos lanzado a la campaña electoral de la forma en que nos lanzamos y en unas condiciones sumamente complejas. Estamos recién nacidos a la política abierta, estamos aprendiendo, pero además lo estamos haciendo sin haber cambiado las normas de juego que está en los acuerdos; aquí, salvo el punto sobre la reforma política, prácticamente no se ha cumplido ninguno. Estaba el estatuto de oposición que la Constitución del 91 lo había ordenado y es gracias al acuerdo de paz que se logra establecer. Del resto, las reglas de juego siguen siendo las mismas, que impiden a cualquier sector alternativo llegar a posiciones de poder.
Para mí fue un error gravísimo y me parece que el resultado no refleja (la situación actual). Estábamos comenzando a insurgir en la vida política legal del país y yo creo que ahora que hemos ido avanzando y hemos ido a más sectores explicando a la gente nuestro proyecto mucha gente ha cambiado de forma de llegar.
--Pero sigue habiendo, y se ve en las encuestas, un rechazo no hacia la paz sino hacia las propuestas del partido FARC.
-Creo que venimos haciendo una experiencia interesante en el Congreso, se viene haciendo un trabajo. No teníamos ningún conocimiento de cómo funciona (el Congreso) que es una maquinaria política para poder estar inmersa en ella. Creo que este primer año ha permitido conocerla, pero también llegar a muchos sectores con propuestas políticas, hemos hecho varios debates de control muy importante, se han planteado iniciativas importantes y ahora comienza una nueva legislatura que nos va a traer mayores beneficios políticos.
--Ustedes han tenido este año diez congresistas.
-Nueve (Por el encarcelamiento de "Jesús Santrich").
--Nueve, pero en este primer año apenas han presentado propuestas de ley, ¿a qué obedece eso, están aprendiendo o tomando el pulso?
-Tengo entendido que se han presentado algunas, pero no tengo aquí bien claro (el caso). Por ejemplo, Sandra (Ramírez) viene trabajando el tema de rutas terciarias (rurales), es un tema muy interesante para el campo colombiano.
Un elemento muy interesante en este escenario político es que no somos ya los nueve compañeros nuestros allá representándonos, sino que somos 40 y pico senadores que más o menos coincidimos con el objetivo de consolidar la paz en Colombia.
--¿Ustedes aspiran a conformar un bloque o a hacer parte de un bloque alternativo en que haya fuerzas de izquierda, de centro-izquierda o verdes?
--Estamos trabajando en eso y no ha sido fácil.
-En aquel 24 de noviembre, tras usted estaba Jesús Santrich y a su lado Iván Márquez, dos personas que están en paradero desconocido y fundamentales en el proceso de paz, uno de ellos el jefe negociador de paz, ¿usted sabe dónde están ellos?
-Ni idea de donde están.
-¿De algún modo responden ante usted como líder del partido?
-Ellos se marginaron del partido alegando, por lo menos Iván Márquez, inicialmente problemas de seguridad, alegando temores, pero al partido no dijo absolutamente nada, desapareció del panorama.
Conocemos las cartas que todo el mundo conoce que ha publicado y de Santrich sé lo que saben todos, el proceso (judicial por un presunto caso de narcotráfico) que pasó, lo acompañamos, fuimos solidarios con él, hicimos toda una pelea para que se le respetaran sus derechos. Lo liberaron y la reacción fue la que todo el mundo conoce (desaparecer y no responder ante la justicia), la cual nosotros no compartimos, la cual condenamos, y de ahí para adelante no sé en qué andan ni qué están haciendo.
--¿Está decepcionado?
-Da mucha tristeza, da mucha tristeza, da pesar porque gente con la que uno compartió, con la que trabajó, este proceso, a veces se especula y si algo me da seguridad y fortaleza es saber que esto lo construimos entre todos, es una construcción colectiva.
Santrich es un hombre que en toda esta letra (del acuerdo de paz) tiene que ver. Aquí está la mano de Santrich. Todo eso a uno le duele, pero 50 años de confrontación lo tienen a uno preparado para afrontar una situación de este tipo.