El hombre que mantuvo 22 años cautiva a su pareja, en una vivienda de Santiago al 3500, sumó la imputación por abuso sexual reiterado contra la víctima. La fiscal Luciana Vallarella agravó esta semana la acusación contra el detenido de 57 años, ya que el equipo interdisciplinario de la ciudad donde la mujer está en resguardo emitió un informe al Ministerio Público de la Acusación para dar cuenta de los hechos relatados por ella misma, durante el acompañamiento. Según se indicó, el delito fue cometido en "reiteradas oportunidades" a lo largo de la privación de la libertad y en momentos en los que el acusado estaba cometiendo otro tipo de violencia contra la mujer. El lunes, el juez Juan Andrés Donnola ordenó la prórroga de la prisión preventiva y la fiscal prepara la acusación por privación ilegítima de la libertad, reducción a servidumbre y abuso sexual con acceso carnal, con una pena que puede ir de los 6 a los 30 años de prisión.
El 8 de mayo pasado, la mujer de 42 años aprovechó una descompostura de Oscar Racco y huyó de la casa donde permanecía bajo amenazas y golpes, desde muy joven, hacia una estación de servicio. En principio estuvo contenida por el equipo de género de la Municipalidad, y logró recuperar el contacto con sus familiares y un hijo que tenía de una relación anterior, al que tampoco veía. En aquel momento, se supo que en los primeros momentos del encierro, el acusado se iba a trabajar y la dejaba encerrada en una habitación, con un pie atado a una pata de la cama.
El 8 de mayo pasado, la mujer de 42 años aprovechó una descompostura de
su agresor y huyó de la casa donde permanecía bajo amenazas y golpes.
La denuncia llegó a la Unidad Fiscal de Violencia de Género luego de la presentación del 17 de mayo, y la imputación se hizo en los primeros días de junio, con orden de prisión preventiva para Racco. Sin embargo, el acusado apeló esa decisión, que fue confirmada por la Cámara Penal a fin de ese mes. En el caso también fue imputado el padre del agresor, como partícipe, ya que vivía en la planta baja de la vivienda, con conocimiento de la situación. "Estando ella encadenada por el agresor, tenía que golpear el piso del altillo con un palo para pedir ir al baño", recordó la fiscal sobre la participación del hombre de 85 años. Si bien el camarista Javier Beltramone ordenó la libertad para el progenitor, la fiscal también presentará acusación por esos hechos.
En la audiencia de Alzada, Vallarella detalló que Racco "hacía rezar (a la víctima) arrodillada y pedir perdón por lo puta que había sido", para ejemplificar una de las innumerables violencias sufridas por la víctima.
Con la primera imputación, el acusado enfrentaba una pena de entre 4 y 15 años de prisión. En tanto, esta semana fue sindicado por reiterados hechos de abuso sexual, de diferentes modos, según el relato que la mujer hizo a profesionales del equipo interdisciplinario -con acompañamiento y control del equipo local- y luego en comunicación telefónica con la fiscal del caso.
Historia. La víctima tenía un hijo de dos años y medio y estaba separada cuando conoció a Racco. Según el expediente, la relación fue violenta y controladora desde el principio: el la llamaba unas 20 veces por día a la casa donde ella vivía con su familia. El 6 de mayo de 1996 se la llevó y la aisló. La había visto en el trabajo hablando con un hombre. "Yo siempre estaba a su alcance. El controlaba todo lo que hacía y decía, cuándo me levantaba y cuándo me iba a dormir", reza una de las declaraciones de la mujer. En todos esos años, solo salía si era con él, hasta para sacar la basura. Ni siquiera hay registros de que haya tenido atención en el sistema de salud. A la única consulta a la que fue a principio de este año la llevó el acusado y dio un domicilio falso.