La app se llama “No estás sola” y se encuentra disponible para cualquier teléfono con sistema Android, y en versión Beta (es decir, de prueba). Desde el 3 de junio, cuando se hizo el lanzamiento oficial, tuvo 7700 descargas. Consiste en un programa que activa una alarma cuando la usuaria agita el celular, y dispara mensajes a cinco contactos seleccionados, que también deberán tener bajada la aplicación. El alerta llega con la geolocalización de quien pide ayuda, y se actualiza cada dos minutos. Claro que todavía –sus impulsoras subrayan el todavía- hace falta que la aplicación esté prendida para que se active la alarma y tener el teléfono conectado a internet. Justamente por eso, las integrantes de la Campaña por la Emergencia Nacional en Violencia de Género en Rosario –creadoras de esta herramienta- apelan al Estado para que se haga cargo de la inversión necesaria. “Hay muchas mejoras que queremos hacerle a la aplicación, pero para eso es necesario destinarle presupuesto y tiempo. Todo lo que hicimos hasta acá fue a pulmón, ahora es hora de que el estado lo tome en sus manos, y lo reconozca”, enfatiza Nazarena Galantini, estudiante de Filosofía y una de las fundadoras de la Campaña en Rosario. ¿Qué necesitan ahora? Que la app “funcione con la pantalla en negro, en otros teléfonos que no tengan sistema Android y que se pueda activar sin internet”.
La iniciativa surgió de un grupo de estudiantes. Todas integran la Campaña, que comenzó hace más de dos años en Rosario, y luego se expandió a todo el país. En el último verano, las noticias sobre intentos de secuestros en la vía pública a varias chicas que hicieron la denuncia policial inquietaron a Nazarena, quien empezó a idear una herramienta accesible, en el celular, para pedir ayuda ante el peligro, junto a María Sol de Zan, estudiante de Trabajo social y Débora Colasanti, de Ciencia Política. “Se nos ocurre a nosotras, somos tres las que laburamos en esto, buscamos la ayuda de otras personas, nos ayudó mucho un chico que es estudiante de ingeniería en sistemas, que es el que sabe cómo programarla. Nos juntamos con él, nos empezamos a juntar varios días seguidos para poder ir dándole forma, hicimos el diseño de la aplicación, las imágenes que aparecen, él fue haciendo la parte más técnica”, contó Nazarena.
“A partir de varios intentos de secuestro que hubo que se viralizaban por las redes, por whatsapp y todo, de pibas que en la calle habían tenido una situación en las que la habían querido intentar meter en un auto o algo así, empezamos a pensar con algunas compañeras de la campaña qué podíamos hacer para prevenir en esas situaciones de violencia que principalmente se dan en la vía pública, con algo que se pueda usar de manera urgente”, siguió el relato Nazarena, quien admitió que –de acuerdo con todas las estadísticas- las mujeres corren más riesgos en sus espacios íntimos que en la calle. “Esta idea surge a partir de esos casos concretos, porque no había una forma de prevenirlos, pero sabemos que incluso la aplicación sirve para situaciones de violencia dentro del hogar, también puede ser una herramienta para prevenir esas situaciones, porque nos preocupa muchísimo la violencia intrafamiliar, ya que sabemos que son la mayoría de los casos”, admitió Nazarena. Justamente, según la estadísticas del “Observatorio MuMaLá. Mujeres, Disidencias, Derechos”, que se realiza a partir de medios gráficos y digitales de todo el país, entre el 1º de enero y el 30 de junio de 2019 se registraron 132 femicidios en todo el país. El 42 por ciento los cometieron las parejas de las víctimas, el 26 por ciento las ex parejas y el 10 por ciento otros familiares. Una mujer en peligro, esté donde esté, puede agitar su celular para pedir ayuda. Esa es la idea. Y que sea más fácil de activar que el botón de pánico.
“Para nosotras es evidente que la aplicación era una necesidad, por la cantidad de descargas, y porque tenemos todo el tiempo convocatorias a ir a presentarla. Hay grupos de pibas que se juntan y que nos llaman para que vayamos a informarles, para utilizarla como una herramienta de prevención, creemos que era una necesidad y un gran acierto”, expresó Marina Boldrini, también de la Campaña por la Emergencia Nacional en Rosario y activista de Mujeres de Barrio.
Sobre la accesibilidad, justamente, plantea que “en los barrios últimamente es más fácil tener un teléfono que una computadora, la mayoría de las personas hoy tienen un teléfono con Android. Las dificultades las estamos teniendo con los teléfonos que no tienen ese sistema operativo, por eso estamos pidiendo una inversión. Para la mayoría está siendo muy posible acceder”. La clave es la difusión. “Lo más importante es hacerla conocida”, dice. Como cada contacto elegido debe cargar la aplicación en su celular, también puede usarla para su prevención.
La repercusión fue internacional. El 23 de julio recibieron una afectuosa carta de la Coordinadora de Profesionales por la Prevención de Abusos (CoPPA), colectivo formado por profesionales y expertos del campo de la psicología, la psiquiatría, la sociología, la pedagogía y el ámbito de los derechos humanos con el objetivo de favorecer la defensa y protección de comunidades, grupos e individuos especialmente vulnerables en Latinoamérica y España. “Queremos trasladarle nuestra efusiva felicitación por esta magnífica iniciativa orientada a ofrecer una eficaz herramienta para proteger a las mujeres que se encuentran en peligro”, dice la carta firmada por Luciana Cataldi y María Elisa Rosa, de CoPPA.
Un dato que el actual desarrollo de la aplicación no les permite conocer es la cantidad de veces que se activaron los pedidos de ayuda. “Para eso necesitamos que sea más sofisticada”, se sinceró Nazarena. “Por eso armamos una serie de proyectos que queremos presentar en el Concejo municipal de Rosario para crear una mesa de trabajo entre el municipio y la Campaña por la Emergencia Nacional en Violencia de Género, para poder avanzar con estas mejoras que se necesitan y el mantenimiento, que también tiene un costo. Queremos conseguir financiamiento para hacer mejoras”, agregó la activista. Nazarena lleva diez años de militancia feminista. “Empecé en la Universidad Nacional de Rosario, y si bien la campaña todavía no existía, nos organizábamos con nuestras compañeras para ir a los Encuentros Nacionales de Mujeres, discutíamos sobre el movimiento feminista, íbamos a las marchas del 8 de marzo cuando eran apenas de una cuadra de extensión. Ahora es un movimiento enorme”, enfatizó.