“Me dio gusto que Eudeba se haya ocupado de reeditar Los cuentos del Chiribitil y que Los cuentos de Polidoro –que yo conocí como lectora– vuelvan a editarse”, dice Graciela Montes sobre esas otras reediciones a las que, de diversas formas, se encuentra ligada. La escritora guarda muchas anécdotas alrededor de la “cocina” del Centro Editor de América Latina, todo un hito de la literatura argentina del que ella formó parte, y un afectuoso recuerdo de Boris Spivacow.  “Boris era un maestro en muchas cosas, también en aprovechar lo hecho. Justo al revés de la tendencia a editar cosas nuevas a un ritmo vertiginoso, y a dejar caer consiguientemente. El reciclaba. Había sido pobre, y creo que sentía un verdadero dolor, culpa tal vez, al ver los grandes apilamientos de fascículos en los depósitos, una demasía obligada por las exigencias de la distribución en kioscos”, destaca. 

–¿Qué recuerdos guarda de su trabajo en el Centro Editor?

–Boris me dio la primera “ocasión”. Como escritora primero, porque rescató el primer cuento que presenté, “Nicolodo viaja al país de la cocina” (que sería uno de los Cuentos del Chiribitil). Y después como editora, ya que me fue promoviendo de correctora free lance a secretaria de redacción y después a directora de colección, y me confió algunos de sus proyectos más queridos. Mis primeros pininos en el  CEAL son de principios de los 70, y llegué hasta 1994, el final. Recuerdo el fecundo y sabio intercambio del Negro Díaz con los ilustradores, muchos de ellos novatos, donde cada reunión de trabajo era una especie de clase magistral, de “cómo mirar”, sobre todo, que era algo en lo que el Negro descollaba. Todos esos recuerdos los viví junto con Amanda Toubes, ella sí que era sabia y nos ayudó mucho a cruzar esos años tan peligrosos, sabiendo bien lo que estaba pasando en el país. La experiencia del Centro Editor como lugar de resistencia trasciende en mucho a cualquiera de sus colecciones, a cualquiera de nosotros, incluso a Boris. Fue una especie de colectivo, que era además una empresa, con un carácter eminentemene político, de resistencia.