Investigadores de la UBA y CONICET, financiados por la empresa Y-TEC (YPF Tecnología), trabajaron en el desarrollo de membranas para optimizar el proceso de recuperación de petróleo. Estos dispositivos se encuentran en la etapa de prueba, en un reactor piloto que la empresa instaló en los pozos de Vaca Muerta, en Neuquén.
Los módulos están formados por membranas de dos tipos. Unas son “superhidrofóbicas” que dejan pasar el crudo y retienen el agua; las otras son “superhidrofílicas”, y permiten el flujo de agua mientras bloquean el paso del petróleo.
Los licenciados Gabriel Lombardo, Mariana Sosa, Nicolás Cabrera, María del Mar Cammarata y Nicolás García realizaron los ensayos de laboratorio, la síntesis y caracterización de los materiales y la preparación de las membranas a escalas manejables en un laboratorio.
Hicieron la actividad de investigación y desarrollo en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, en los laboratorios a cargo de Martín Negri y Norma D`Accorso. Los dos son profesionales que trabajan en la UBA y en el CONICET. D´Accorso desarrolla sus actividades en el departamento de Química Orgánica y en el Centro de Investigaciones de Hidratos de Carbono (CIHIDECAR), instituto en el que actualmente es su directora. Negri trabaja en el Departamento de Química Inorgánica, Analítica y Química Física y en el Instituto de Química Física de Materiales, Ambiente y Energía (INQUIMAE).
Para el desarrollo de las membranas y las esponjas los investigadores aplicaron sus conocimientos en química. Trabajaron con polímeros, macromoléculas y nanomateriales para lograr unas esponjas y unas membranas que funcionan por modificaciones químicas que se realizan a mallas metálicas.
Según explicaron, en este tipo de investigaciones es necesario tener muy claro que los métodos deben ser utilizados por industrias locales, con costos razonables, materiales que sean relativamente fáciles de acceder, además de ser compatibles con el medio ambiente y normas de seguridad industrial y ambiental.
Y-TEC, que es una empresa que pertenece en un 51% a YPF y el 49% restante al CONICET, financió la investigación. Además, aportó el conocimiento en la industria petrolera, y facilitó el uso de algunos equipos no disponibles en UBA y de algunos insumos específicos.
D´Accorso y Negri explicaron que estos desafíos pudieron resolverse debido a su amplia experiencia tanto en investigación básica como aplicada, es decir que “los éxitos alcanzados son el resultado de muchos años de investigación sostenida en el área de química de materiales”.
“Para que una institución sea considerada ‘universidad’ debe realizar, además de la docencia, investigación: generar conocimiento, básico y aplicado. También debe realizar extensión universitaria, para transferir conocimientos a la sociedad, a instituciones educativas, organismos del estado, ONG´s. Pero todo eso no es suficiente: una universidad debe realizar vinculación con empresas, colegios, institutos nacionales, etc.”, enfatizaron.