Lenguaje adulto, desnudos, violencia explícita, fuerte contenido sexual: la placa de advertencia al comienzo de The Boys deja en claro que la flamante adaptación para TV del cómic de superhéroes creado por el escocés Garth Ennis no es cosa de niños. Claro que, aclarado ese detalle, la duda era hasta qué punto la coproducción entre Amazon y Sony Pictures se permitiría llevar a la pantalla los delirios porno con violencia surrealista de la historieta original, ideada en 2006 por Ennis para defenestrar el universo hoy tan en boga de héroes en calzoncillos y redoblar la apuesta frente a aquellos que decían que Preacher, su creación anterior, elevada ya por entonces al estatus de clásico, era demasiado oscura y violenta. Con sus superhéroes corruptos y adictos a practicar sexo con animales y vegetales, meteoritos con vagina, paladines rusos con miembros hasta la rodilla y boxeadores que arrancan la cabeza a su rival de una sola trompada, el cómic The Boys planteaba un desafío extremo incluso para las licencias cada vez más grandes que las plataformas de streaming se toman en ese sentido. Pero ya en los primeros minutos de la serie, con esa escena de humor negro brutal entre el protagonista Hughie (Jack Quaid) y su novia Robin (Jess Salgueiro), buena parte de esas dudas quedan despejadas para enseguida dar lugar a un frenesí delirante de acción, corrupción, bebés que disparan rayos lásers y villanos con amores platónicos por criaturas del mar.
Resumida en pocas líneas, The Boys narra la historia de Billy el Carnicero, el Francés, Leche de Mamá, la Fémina y Hughie, un grupo de marginales contratados por la CIA para mantener a raya a superhéroes que resultan una fiel parodia de otros inmediatamente reconocibles. Ahí están Homelander (Superman), Queen Maeve (Mujer Maravilla), The Deep (Acuamán) o Black Noir (Pantera Negra), celebridades obsesionadas por su imagen pública y por detener la piratería de sus películas mientras pelean por alcanzar su objetivo principal: entrar en la industria armamentista de la mano de Vaught American, corporación manejada por una lobbista fantásticamente interpretada por Elizabeth Shue (quien en más de una escena caliente prueba que la belleza entrada en años se lleva mejor lejos del botox). Si bien muchos momentos del cómic son diluídos para dar con un tono más realista –muchas veces con olvidables escenas melodramáticas que amansan demasiado el ritmo–, el espíritu paródico de la historia se mantiene fiel a su esencia, por ejemplo cuando Homelander, retratado sin sutilezas en su traje con la bandera de los Estados Unidos como capa, clama ante un estadio repleto que ya nadie cree en los políticos y es hora de llevar a las fronteras un poco de justicia a lo John Wayne: “La saturación de superhéroes en películas y en la TV no tiene fin”, comentó recientemente Garth Ennis al periódico norteamericano LA Times. “Parece ser la fantasía perfecta de esperanza y empoderamiento en un mundo que carece cada vez más de ambas cosas. Y en lo personal, al no haber crecido con superhéroes, los encuentro completamente idiotas”. También se refirió al trasfondo político y social de la historia: “Cuando la escribí, Bush y Cheney volvían al poder, el baño de sangre en Irak seguía hirviendo y el huracán Katrina ya había devastado Nueva Orleans. Quise hablar acerca de la corrupción entre las corporaciones y el gobierno, el abuso del poder y el abandono de la gente común. Y en términos de ficción, el tipo de protagonistas que teníamos por entonces eran personajes en el estilo de Tony Soprano. Hombres malvados guiándonos en un mundo malvado”.
El cómic fue llevado a la pantalla por Point Grey, la productora creada por el actor Seth Rogen y el guionista Evan Goldberg, quienes ya vienen trabajando junto a Ennis desde 2015 en la adaptación para TV de Preacher (que acaba de estrenar su tercera temporada). “Hace tiempo que queríamos hacer algo relacionado con superhéroes en el mundo real, y siempre pensamos en The Boys como la mejor idea para hacerlo”, comentó recientemente Rogen en una entrevista. A ellos se sumó el director Eric Kripke, creador de la serie Supernatural, quien dedicó meses de trabajo al diseño de peleas donde cantidades surrealistas de sangre bañan la pantalla en cámara lenta junto a entrañas, sesos, huesos y trozos de carne, todo en una impactante innovación visual puesta al servicio del gore: “Hubo una sola escena donde la gente de Amazon me dijo ‘¡Mierda, no! ¡Cortala!’, cosa que me sorprendió teniendo en cuenta todas las otras cosas que sí se ven en el show”, contó el director hace unas semanas en una jornada de preguntas y respuestas en el sitio Reddit. “Fue una en la que Homelander, en la cima de un edificio, se baja los pantalones y comienza a masturbarse mientras masculla una y otra vez ‘Puedo hacer todo lo que quiera’ hasta que alcanza el clímax sobre el cielo de Nueva York. Me pareció que decía algo importante acerca de su psiquis, pero al parecer la gente de Amazon consideró que no era una escena necesaria”.
La serie, cuya primera temporada completa ya está disponible en Amazon Prime Video, llega en un momento en que la industria de superhéroes se regodea en su esplendor: en apenas once años la saga Avengers estrenó la friolera de veintiún películas, siete de las cuales están entre las veinte más taquilleras de la historia, con la reciente Endgame en el primer puesto con dos mil setecientos millones de dólares recaudados. Algo que, por supuesto, no puso de muy buen humor a Ennis: “Los superhéroes arruinaron a los cómics”, sentenció el autor, y agregó: “Creo que este es el momento ideal para el salto de The Boys a la pantalla. Hace diez años la audiencia podría haber identificado a Superman, la Mujer Maravilla y no muchos más, pero con el éxito de tantas franquicias la gente ya está bien educada en el mundo de los superhéroes, así que cuando de pronto aparece un tipo parecido a Iron Man todos lo reconocen enseguida”. Ya su postura había quedado más que clara doce años atrás en una escena de la historieta en la que Hughie (dibujado a imagen y semejanza del comediante británico Simon Pegg, quien en la serie interpreta al padre del protagonista) hojea por primera vez una de esas clásicas revistas de paladines en trajes de colores: “Esto es una absoluta mierda”, comenta, a lo que Butcher responde: “Superhéroes, amigo. Te pudren la cabeza”.