"Con este gobierno estamos todos en la calle". Alberto, un hombre que duerme en un zaguán sobre Rodríguez Peña al 100, a pocas cuadras del Congreso Nacional, hizo el comentario --con una media sonrisa--, mientras observaba cómo miles de personas se acomodaba frente a la pantalla callejera, instalada en un edificio aledaño al cine Gaumont, para el inesperado estreno al aire libre del documental "Escuela Bomba", realizado en homenaje a los docentes de la Escuela 49 de Moreno Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, fallecidos por la explosión de una garrafa. Su proyección en una sala del Gaumont había sido programada en junio, pero dos días antes del jueves por la noche, el día fijado, los directivos del INCAA censuraron la presentación del filme que critica a fondo la política educativa de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. El acto de censura fue a sólo diez días de las PASO. De todos modos, la proyección, a pesar de la modestia de los recursos técnicos, reunió sobre la vereda de Rivadavia al 1600, hasta ocupar más de la mitad de la calzada, a más de mil personas, que vivaron a los docentes fallecidos y repudiaron la decisión del INCAA.
Antes del comienzo de la proyección, el director del documental, Juan Mascaró, recordó que el proyecto comenzó a los pocos días de la "tragedia anunciada" en la escuela de Moreno, cuyo cuerpo docente había denunciado muchas veces el escape de gas que fue el que provocó la explosión. "Al documental lo hicimos con el grupo Doca (Documentalistas de Argentina), sin el apoyo del INCAA, pero con la solidaridad y el acompañamiento de la Universidad de Luján y de muchos personas y organizaciones que nos apoyaron desde el primer momento".
Mascaró sostuvo que no hay ninguna explicación que pueda eximir a los responsables del INCAA, porque "en el Gaumont se estrenan muchas películas de autores argentinos que no han sido producidas por el Instituto, de manera que esto es un claro acto de censura, dos días antes de la fecha que ellos mismos habían fijado para el estreno".
Por la resolución señaló en primer lugar al director del INCAA "el señor perdón, (se corrigió), a mister Ralph Haiek, al gerente general Juan García Aramburu y también a Karina Castellano (gerente de Medios y Audiencias del Instituto), porque ellos son los responsables de esta censura, situación de la que dejamos totalmente fuera a los trabajadores de INCAA, que vienen realizando su labor en condiciones poco favorables". Mascaró advirtió que "así como estamos acá realizando el estreno, a pesar de todo, también les decimos que no nos vamos a quedar callados si se toma alguna medida en contra de los trabajadores" del instituto.
Después habló una representante de la Universidad de Luján y Hernán, un docente que fue compañero de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, las víctimas de la explosión. Luego de recordar el esfuerzo y la dedicación de los docentes fallecidos, Hernán deseó que en la próximas elecciones "tengamos la responsabilidad y la conciencia de votar por candidatos que apoyen la educación y que estén del lado del pueblo y de los trabajadores".
En una de las primeras escenas del documental, que recoge los informes periodísticos del día de la tragedia, una maestra grita ante las cámaras de la televisión: "Lo que nos pasó tiene que ver con lo que está pasando en todas las escuelas de la provincia de Buenos Aires y esta es una situación que nosotros veníamos denunciando desde hace mucho tiempo". La proyección se realizó en paz, porque las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires enviaron a unos pocos policías (cuatro), que sólo les pidieron a los obligados espectadores sin sala que dejaran un carril abierto de Rivadavía, para que no se interrumpiera el tránsito vehicular.
Antes del estreno a la intemperie, el director del documental le dijo a Página/12 que les dijeron que "no se podía estrenar en el Gaumont porque no fue producida por el INCAA, cuando por lo menos diez películas producidas por DOCA fueron estrenadas por el INCAA, sin que haya intervenido en su producción. Es la primera vez que ocurre algo semejante". El estreno se había proyectado porque este viernes, precisamente, se cumple un año de la explosión que provocó la muerte de Sandra y Rubén, en una de las tantas escuelas públicas olvidadas por la gobernadora de la provincia de Buenos Aires.