El cierre del BAMA me hace resonancia con mi propia experiencia de haberme formado en el cineclub Chaplin en la época de la dictadura, cuando era un adolescente y veía películas supuestamente prohibidas para mayores de 18, algunas censuradas en el momento de la proyección. La pérdida de un cine arte hay que conectarla con lo que reporta Gabriela Massuh en el libro El robo de Buenos Aires. La trama de corrupción, ineficiencia y negocios que le arrebató la ciudad a sus habitantes y con cómo la ciudad está siendo apropiada por grandes intereses inmobiliarios. Un cine arte es un espacio de socialización, formación del espíritu y la subjetividad que no tiene relación con lo que está sucediendo contemporáneamente con Internet. Lo que ocurrió forma parte de un proceso de desubjetivación. Hay que elaborar nuevas estrategias de resistencia cultural en todos los frentes.

*Filósofo, actor, director y dramaturgo.