Tras el intento fallido de hace dos semanas, el “soldado volador” francés Frank Zapata consiguió este domingo atravesar el Canal de la Mancha en veinte minutos con su "flyboard", una plataforma unipersonal propulsada con cinco pequeños reactores que se alimentan con un depósito de combustible en su mochila.
Zapata, de 40 años, despegó a las 8.16 horas de la localidad de Sangatte, en el departamento de Pas-de-Calais, y aterrizó veinte minutos más tarde en St. Margaret Bay, ya en Inglaterra, tras atravesar los 35 kilómetros que separan ambas costas.
Vestido de negro, con arnés y casco, el excampeón mundial y europeo de motos acuáticas sobrevoló el canal a 15 y 20 metros de altura, convirtiéndose en el primer hombre en cruzar el canal de la Mancha a bordo de una tabla voladora.
Durante la travesía, descendió durante unos momentos en un barco, en aguas francesas, para cambiarse la mochila, en la que llevaba el querosen necesario para que su aparato funcionara.
A su llegada a las costas británicas, Zapata levantó el puño y se abrazó a uno de sus colaboradores. "Veía Inglaterra que se iba acercando e intenté disfrutar para no pensar en el dolor. ¡Las piernas me quemaban!", aseguró Zapata, justo después de aterrizar, añadiendo que se trataba de un "trabajo de equipo".
Esta travesía supuso el segundo intento de Zapata en apenas diez días en cruzar el Canal de la Mancha. La primera vez, el pasado 25 de julio, la operación falló a causa de las olas que sacudían su plataforma. Entonces, quiso hacerlo el mismo día que se cumplían 110 años desde la primera travesía en avión del Canal de la Mancha, protagonizada por el francés Louis Blériot. Tras el fracaso, tuvo que volver a su taller cerca de Marsella para arreglar el aparato que había sufrido daños en la caída.
El invento fue develado el 14 de julio, durante el tradicional desfile militar de la Fiesta Nacional francesa, cuando realizó un vuelo de demostración en la plaza de la Concordia hasta tocar tierra junto al presidente francés, Emmanuel Macron.
Su plataforma le permite volar de pie a una velocidad de hasta 190 kilómetros por hora con una autonomía de una decena de minutos