La tasa de interés real de julio, una vez descontada la inflación, estuvo cerca del 11 por ciento anualizada y creciendo con respecto al 9 por ciento de junio y el 5 por ciento de mayo, según informó la consultora Ecolatina. La cifra se ubica por encima de la tasa real de 6,1 por ciento promedio registrada durante los años de la convertibilidad y está impactando de lleno sobre industrias y comercios, acelerando el crecimiento de la desocupación. La consultora fundada por el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, remarcó que en la medida que la inflación se vaya desacelerando es probable que la tasa real continúe creciendo. “Recién bajaría de forma significativa luego de las elecciones y solo en la medida que el mercado crea en el equipo económico”, se subraya en el informe.

Ecolatina asegura que el próximo gobierno deberá buscar un equilibrio que pocas veces se encontró en los últimos treinta años para mantener una tasa positiva que incentive el ahorro en pesos, pero sin llegar al extremo actual que está destruyendo el aparato productivo y el empleo. “Luego de décadas de desconfianza estos incentivos deberán ser significativos y es por esto que la tasa real debería ser claramente positiva, pero al mismo tiempo, no debería ahogar al entramado productivo en un contexto que posiblemente sea complejo”, destaca el documento. Es por eso que se remarca que la tasa real no debería ser igual al 6,1 por ciento promedio de la convertibilidad, pero tampoco ser negativa en un 7,2 por ciento promedio como ocurrió en el período 2003-2019.

El documento destaca que un argentino de 65 años, que ahorró toda su vida en algún instrumento en pesos, a los 35 años la hiperinflación le quito valor casi por completo a sus primeros ahorros y lo que quedó fue parte del canje compulsivo que significó el plan BONEX. Diez años después, lo ahorrado durante la convertibilidad quedó dentro de los límites del corralito y la devaluación posterior le quitó poder de compra a ese inmovilizado ahorro. Una vez superado ese episodio y durante los últimos quince años las tasas de interés que recibió por lo que quedaba de sus ahorros fue sistemática y significativamente menor a la inflación. “Haber ahorrado en pesos fue una pésima decisión financiera, lo cual explica el poco apego del argentino promedio a su propia moneda”, afirma Ecolatina.

Luego la consultora sostiene que si los argentinos demandaran su moneda como una herramienta de ahorro pensarían en pesos, valuarían sus bienes en pesos y dejarían de tomar decisiones basados en la evolución del tipo de cambio. De esta manera desacoplarían la evolución de la inflación y la depreciación de la moneda, como sucede en la mayoría de los países de la región. Al mismo tiempo, demandar la moneda local generaría un mercado de crédito mucho más amplio que el actual, posibilitando que las empresas se endeuden para financiar inversiones y, más importante en el actual contexto, el gobierno logre endeudarse en pesos y no deba hacerlo en moneda extranjera.

Los bienes están nominados en pesos, pero la “demanda transaccional” no es suficiente para darle valor a una moneda. Se necesita que esta pueda mantener su valor en el tiempo o por lo menos que la retribución por prestarla (la tasa de interés) sea mayor a su desvalorización (la inflación), es decir, que la tasa de interés real sea positiva. En el caso de Argentina, lo normal es que esto no suceda. Una de las pocas excepciones fue el período de la convertibilidad y lo está comenzando a ser ahora debido a la fuerte suba de la tasa que impulsó el Banco Central para tener contenido el dólar a cualquier costo. El objetivo oficial es evitar una nueva disparada de la divisa estadounidense porque eso sellaría la suerte del gobierno en las próximas elecciones. Es por eso que sube la tasa para que opere como una zanahoria sobre aquellos sectores que tienen un excedente. Por ahora la codicia le fue ganando al miedo, pero es una calma precaria que podría desestabilizarse rápidamente cuando los fondos hagan punta y decidan, como ocurrió el año pasado, que es hora de comprar dólares y buscar un mejor destino.