El sello Sudamericana acaba de publicar un libro cuya lectura, al principio solo guiada por cierta curiosidad, luego se vuelve adictiva. Victoria Ocampo-Albert Camus. Correspondencia (1946-1959) reúne el intercambio de cartas que expresó la amistad entre la promotora cultural argentina y el notable escritor francés. La relación, que nació a partir de la traducción de Calígula --para su posterior publicación en Sur-- por parte de Ocampo, se prolongó hasta la muerte del Premio Nobel de Literatura, en 1960. El libro se completa con la reproducción facsimilar de documentos clave en la historia que los unió. En las cartas hay guiños, reclamos y saludos afectuosos. "Su teléfono es tan sordo como Dios Padre", le reprocha Camus en un intercambio. "No le crea a Sartre. Sin los otros, no habría paraíso", le dice el autor de El extranjero aludiendo a su compatriota, con quien por entonces rivalizaba intelectualmente. Ocampo se solidariza con Camus ante la prohibición en Buenos Aires de la obra El malentendido", y se permite dar su opinión sobre otros escritores. De Arthur Koestler dice: "¡se la da de gángster de una superproducción de la Paramount, al menos de aspecto! Eso entre nosotros".
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