“No me alcanza para lo más esencial, para comprar un sachet de leche, no puedo comprar el pan que es lo fundamental para que coman los chicos. No puedo ni siquiera darles el gusto de comer una fruta”, dijo Noelia, una madre soltera que cobra la Asignación Universal por Hijo y que tuvo que sacar uno de los créditos que da la Anses para los beneficiarios de dicha asignación. Estos créditos personales, que otorga el organismo estatal encargado de la “seguridad social”, tienen un interés superior al 50 por ciento anual.
Silvia Saravia, referente de la agrupación Barrios de Pie, explicó que “hay un montón de compañeras en esta situación. En general usan el crédito para tres cuestiones: para pagar deudas que ya tienen -con familiares o deudas que tomaron y no pueden pagar de diverso tipo-; en segundo lugar para comprar ropa o zapatillas que se les rompen a los pibes; y en tercer término están las que lo usan para comprar medicamentos que antes les daban en el hospital y ahora no pueden comprar”.
Ese fue el caso de Noelia, que tuvo que sacar el préstamo porque tenían que operar a uno de sus cinco hijos: “Tuve que operar a uno de mis nenes que tiene una discapacidad. Además de no tener plata para eso tenía muchas cuentas para pagar. No tengo plata ni para calzar a mis hijos”, subrayó. Noelia detalló el monto por el que tuvo que sacar el préstamo: “Hoy en día me arrepiento porque de lo que saqué tengo que devolver casi el triple. Saqué 33 mil y tengo que devolver 84 mil”.
Con respecto al motivo por el cual tuvo que recurrir al crédito, Noelia expresó que “cuando uno está desesperado no piensa, aparece la oportunidad y lo saca por la situación en la que se encuentra. De ese momento de desesperación se aprovecha el Gobierno”, indicó. “Uno que es pobre en el momento de desesperación tiene que endeudarse. Lo más triste es que es un beneficio para ellos no para nosotros. Ahora tengo que pagar el triple y estoy en la misma situación. No cambió nada”, dijo.
Lis Díaz, representante de Movimiento Evita y de la CTEP Tres de Febrero, explicó las diferencias en el uso entre estos préstamos y otros que se brindaban años anteriores: “Los primeros créditos de Anses, los que daban en 2016 o 2017, les servían a las compañeras para algún tipo de progreso. Algunas, por ejemplo, refaccionaban el baño, cambiaban el piso de su casa o hacían algún tipo de mejora más estructural. Ahora lo están usando para comprar ropa, comida e incluso una compañera tuvo que comprar, con el crédito, medicamentos porque tiene uno de los nenes con problemas cardíacos”.
El caso de Elizabeth es una muestra del cambio del que habla Díaz: el primer crédito que sacó lo utilizó para terminar su casa: “Los materiales habían subido mucho y como no me alcanzaba la plata tuve que utilizar el crédito para poder pagar eso y otras cuentas”. El segundo crédito tuvo que sacarlo hace cuatro meses: “Tuve que usarlo para poder comprarles zapatillas a los chicos porque están carísimas. Tengo 5 hijos y no llego. También lo usé para comprarles ropa para que puedan ir al jardín y principalmente para comprar pañales”, remarcó. También contó que casi todas las mujeres de su familia lo sacaron: “Todas tenemos chicos y en el momento pensás que te puede servir para comprar cosas que les faltan. Sirve para comprar pañales, zapatillas y para tener un poco de mercadería. Si no, vivimos con lo del dia, no puedo comprar para guardar porque si compro un changuito con comida para mis cinco hijos gasto cerca 6 mil pesos”.
Rocío contó a PáginaI12 que sacó el préstamo porque es madre soltera y tiene tres hijas: “El papá de mis hijas no está. Me endeudo mucho por un tema o por otro y tengo que sacar préstamos para ir pagando lo que debo. Lo uso para pagar otras deudas o para poder pagar los servicios de la casa. Se que no me conviene sacarlo porque pago el doble de lo que me prestan, pero no me queda otra”, dijo. “La cuota me la va restando Anses directamente de lo que me da de asignación. Ellos no saben para qué necesito esa plata, directamente me la sacan porque no les importamos nada”.
Informe: Melisa Molina.