“Nos entristece que esta serie de contratiempos inesperados haya hecho imposible poner en marcha el Festival que imaginamos, con los artistas que esperabamos y la respuesta social que merecía”. Con esa frase, Michael Lang anunció la cancelación oficial de Woodstock 50, el encuentro que celebraría el aniversario del mítico festival de rock.

El organizador aludió así a la cadena de conflictos, renuncias y complicaciones que caracterizaron al festival casi desde el comienzo, cuando todo apuntaba a la realización en el autódromo Watkins Glen. Para cuando el encuentro se trasladó al Merriweather Pavilion de Maryland, con capacidad para solo 32 mil espectadores, varios de los artistas anunciados originalmente se bajaron del proyecto –nombres fuertes como Santana, The Raconteurs y Miley Cyrus-, llevando las cosas a un callejón sin salida.

“La desafortunada disputa con nuestro socio financiero y los consiguientes problemas legales nos llevaron a un curso crítico”, señaló a su vez Greg Peck, socio de Lang en la aventura. “El tiempo nos dejó pocas opciones para elegir, trabajamos duro para producir un tributo apropiado y varios artistas se sumaron, pero simplemente nos quedamos sin tiempo. Estamos muy decepcionados y agradecemos a la gente de Maryland, pero los valores de paz y tolerancia de Woodstock son hoy más importantes que nunca para nosotros. Seguiremos buscando en el futuro una manera de honrar y celebrar esos ideales”.