En un comentario en las redes sociales a raíz de las presentaciones en México de Hidrogenesse alguien pensó que los iba a insultar diciéndoles “jotos”, que en el slang vernáculo significa “putos”, en un tic típico del costumbrismo machista mexicano.
La respuesta del dúo catalán de art pop fue todo un disco, bautizado Joterías bobas, que empieza plantando bandera con una canción llamada Claro que sí : “No le des más vueltas. Soy lo que estás pensando”. Las joterías de Carlos Ballestros y Genis Segarra, dúo y pareja compositiva de Hidrogenesse, vuelven a ser un viaje de ida, el boleto para recorrer el mundo en canciones que salen de excursión por distintos territorios culturales para convertirlos en paisajes sonoros de un electropop perplejo entre la comedia y el melodrama.
De hecho, el tono de sus canciones se define con un verbo inventado al que le dedican una canción en este disco: “Llorreir”, la extraña amalgama entre la risa y el llanto. Para torcer el melodrama nada mejor que hurgar en la cultura cinematográfica mexicana, por eso en la canción Xochimilco hacen una “adaptación” de la película María Candelaria del Indio Fernández, protagonizada por Dolores del Río, actriz favorita de Manuel Puig, quien inventó la literatura pop latinoamericana adaptando películas, murió en México y hubiese disfrutado mucho este disco (que por momentos parece una brujería para resucitarlo).
En el recital de presentación en Barcelona de Joterías bobas hicieron un cover de Flor silvestre, canción del Trío Calaveras, una banda que forma parte de la época de oro del cine mexicano, y que participó en la película que Libertad Lamarque filmó con Buñuel en su exilio mexicano: un camp surrealista como muchas de las creaciones del dúo. A su modo, en las canciones Se malogró y La carta exagerada tienen bastante de un camp renovado, de ese que celebra un tanto lo serio fracasado y ese otro del gusto por lo exagerado. Desde una tapa antológica donde recrean al Arlequín y al Pierrot según el cuadro de 1924 del fauvista André Derain, a más de veinte años de carrera musical, Hidrogenesse se afirma como trovadores trashumantes de la comedia del arte, como infatigables exploradores de una cultura universal que transforman en insólitas conjugaciones.
Es posible que aquí, con la participación de muchas voces en coros, el modelo de conjugar lo plural llegue a su mayor nivel de colaboración y diversidad, ampliando los ritmos y sonidos del dúo en parte por la experiencia y los contactos en su gira por Latinoamérica (incluyendo Argentina, donde se editó una compilación de su obra por el sello Laptra).
La canción final tal vez sea el cénit del disco, al menos es el colmo de la mariconería mística que en parte propone esta obra: con el título de Brujerías jotas, la letra proclama “¡Vamos a aprender a rezar! ¡Vamos a aprender a hacer un ritual!” El objetivo de la fe bruja es lograr la máxima satisfacción del deseo marica como utopía colectiva: un paraíso donde las flores no se mueren ni el aro hula-hula deja de girar alrededor de Grace Jones.