Aplausos y llantos de alivio se escucharon ayer en el Centro de Justicia Penal tras la condena a prisión perpetua a Walter Gómez, culpable del femicidio de Estefanía Daiana Armanino. "Esto es justicia para ellos", gritó Sonia -cuñada de la víctima- y nombró a sus tres sobrinos, de quienes se hizo cargo después del crimen. El acusado quiso desligarse; pretendió que su pareja se suicidó, pero esa versión nunca le cerró al fiscal Luis Schiappa Pietra, que lo llevó a juicio y recolectó los testimonios que dieron cuenta de la situación de vulnerabilidad de la joven de 23 años y de la violencia de su novio. La voz de sus hijos fue primordial. "Es lo que veníamos reclamando", sollozó Alejandra, hermana de Daiana.
Un arma calibre 38 entregada en mano al fiscal, envuelta en un trapo; un disparo debajo de la axila derecha; marcas de violencia de reciente y antigua data en el cuerpo de la mujer embarazada de 16 semanas; testimonios sobre el trato del hombre a su pareja; y el relato de una nena de cinco años, fueron los puntos que analizaron los jueces Mónica Lamperti, Román Lanzón y Gustavo Pérez de Urrechu, durante una semana de juicio oral y público.
El fiscal llevó a Gómez al banquillo porque nunca concibió que Armanino Daiana se hubiera disparado sola: en su ropa y piel no habían signos de ahumamiento, lo que daba cuenta de una distancia de disparo superior a la extensión de su brazo. Además, peritos de diferentes áreas hablaron de una escena nunca vista en un suicidio. Al poco tiempo de que Schiappa Pietra llegara a la escena del crimen, el 12 de septiembre de 2016, en Rouillón al 400 bis, una vecina le dijo que los hijos de Daiana estaban en su casa, hablando del suceso. La niña repetía que ella espió desde su pieza, y acusó a Gómez. También lo dijo ante el fiscal -en una escena que fue grabada con un celular- y en Cámara Gesell.
Para el fiscal, todos los testimonios dejaron claro que "no fue un suicidio" y que "la escena del hecho fue adulterada por el acusado y su familia". Ayer dijo que "es muy importante que los fiscales trabajemos con perspectiva de género. También, escuchar a los niños".
Alejandra Ferreño fue una de las testigos. Ella se enteró por teléfono de que su hermana estaba muerta. La había conocido dos meses antes. De niña fue adoptada y años después decidió buscar a su familia biológica. "Un día que estábamos tomando un café con una amiga, Daiana nos dijo que si le pasaba algo, recordemos que había sido él", declaró. La joven recordó que su hermana no tenía celular y que siempre debía contactar a Walter para poder hablar con su hermana. Ayer se sintió aliviada. "Estoy muy agradecida con el fiscal. Fueron tantos años de angustia y siempre con la preocupación de qué pasaría si él llegaba a salir. Esto es muy importante para los hijos de Daiana, que durante mucho tiempo tuvieron miedo y ahora se pueden sentir seguros. Temíamos que le dieran menos pena, pero esto claramente fue un femicidio", dijo a Rosariol12. "Nunca te das cuenta de que estas cosas están tan cerca. Desde lo de mi hermana empecé a ir a las marchas, me di cuenta de la importancia de salir a luchar, porque nunca sabés cuándo te puede tocar de cerca. Estos tipos están en todas partes y no nos damos cuenta de que las cosas pueden terminar así", sollozó.
Sonia agradeció al fiscal por el apoyo que le brindó para contar "cómo este hombre maltrataba a ella y a los chicos. Hoy conseguimos lo que vinimos a buscar", celebró, abrazada a su sobrina, que sostenía una cartel con la foto de su mamá.