A rturo Jauretche decía que la madre de todas las zonceras era "civilización y barbarie". La historia del Estado nacional parece darle la Razón, al plantear solo una Argentina hija de europeos, negando u ocultado la raíz aborigen en la historia: “Civilizar, pues, consistió en desnacionalizar”, explicó el pensador, escritor y político. En esta línea, la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) se manifestó sobre la necesidad de agregar al próximo censo nacional 2020 una variable del total de lenguas de pueblos originarios y de sus hablantes. “Son identidades que nos conforman como ser nacional y sería una herramienta fundamental para reconocerlas y fortalecerlas”, señalaron desde la casa de estudios.
El 27 de junio, en una resolución del Consejo Superior dirigida a la Dirección Nacional de Estadísticas Sociales y de Población del INDEC, la UNDAV destacó la “importancia de incluir en el censo la diversidad lingüística como variable”.
“Consideramos relevante incorporar preguntas aplicadas a la totalidad de la población, de modo de poseer evidencia estadística de la situación y prever políticas concretas que garanticen los derechos lingüísticos de todos, pero sobre todo que apostemos a construir sociedades más justas e inclusivas”, afirma el documento votado por unanimidad
Rodrigo Ávila Huidobro es consejero superior docente y el impulsor de la medida. En diálogo con el Suplemento Universidad, sostuvo que “la posibilidad de agregar la pregunta de si además del castellano se habla otra lengua en el interior de los hogares permite trabajar con toda la población como una herramienta útil para proyectar políticas y hacer diagnósticos”.
El antropólogo plantea la necesidad de “discutir con el imaginario eurocéntrico de la Argentina bajada de los barcos”, que según entiende “es el proyecto político, simbólico, más fuerte a la hora de pensarnos como país”.
Además, subrayó que este tipo de medidas busca oponerse a “un sistema educativo que funcionó como un dispositivo de negación y represión de la diversidad lingüística”.
“Cuando pensamos la configuración del país, esa diversidad lingüística en la construcción identitaria es parte de lo que tenemos que reconocer y que el imaginario vinculado a lo europeo suele desconocer“, añadió. Además, resaltó que “este punto ayudaría a repensar esos lugares comunes que tenemos sobre la conformación de la Argentina, que es en definitiva quienes somos”.
Sobre la posibilidad concreta de agregar la información en el censo, el docente de Trabajo Social Comunitario aseveró que “es una decisión política”.
Para el investigador, existe una “deuda del Estado” en este aspecto y consideró que la medida impulsada por la UNDAV sería una forma de empezar a subsanarla. “La cuestión de la diversidad lingüística debería tener una centralidad de reconocimiento por el Estado, que antes tuvo una acción de represión a esta diversidad, para así poder reivindicarse”, señaló.
La desaparición de idiomas nativos y la poca información que los Estados nacionales tienen es una realidad no solo nacional, por eso, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 2019 como el año “Internacional de las Lenguas Indígenas”.
Según datos de la UNESCO, de 7000 idiomas que se hablan en el mundo, 6700 son lenguas indígenas, y casi el 40 por ciento podrían desaparecer por prohibiciones, censuras o persecuciones. En Argentina, en la actualidad se estima que se hablan unas 18 lenguas.